Los habitantes de las comunidades devastadas por el fuego en el sureste de Australia, se preparaban este viernes para un largo día de creciente peligro por el avivamiento de los incendios y en el que miles de personas abandonaron sus hogares hacia centros de evacuación.
Este viernes, helicópteros militares dejaron caer suministros de emergencia a las ciudades que corrían el riesgo de quedar aisladas por las llamas que se avivan con los vientos ascendentes.
El peligro se centra en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, los estados más poblados de Australia, donde las temperaturas y las velocidades del viento están aumentando después de unos pocos días de condiciones relativamente benignas.
Los bomberos de Nueva Gales del Sur han advertido que las zonas costeras de ciudades situadas al sur de Sydney, como Eden, Batemans Bay y Nowra podrían estar de nuevo bajo amenaza semanas después de ser afecatas por los incendios.
"Queremos que la gente se vaya (y) a lugares más seguros", dijo el comisionado del Servicio de Bomberos Rurales, Shane Fitzsimmons. En la vecina Victoria, las órdenes de evacuación fueron emitidas en la zona alpina.
En el pequeño pueblo de Towamba, en el sur de Nueva Gales del Sur, la mayoría de los residentes habían sido evacuados el viernes tras las advertencias de los bomberos, ante las predicciónes de un cambio en la dirección del viento por la noche, que podría hacer cambiar el rumbo de las llamas.estallar las llamas en una nueva dirección.
Se esperaba que las temperaturas en el área amenazada alcanzaran los 40 grados centígrados el viernes y que las condiciones se mantuvieran secas.
Los incendios son también una catástrofe a nivel ecológico. El grupo conservacionista WWF-Australia estima que 1.250 millones de animales salvajes han muerto durante la actual crisis, a lo que se añaden unas 100.000 reses.