La segunda ciudad de Australia, Melbourne, seguirá los pasos de Sídney y anunció este lunes que extenderá el estricto confinamiento impuesto a su población para tratar de frenar el brote de COVID-19 en el país.
"Estas restricciones simplemente no pueden terminar mañana (martes) a medianoche" cuando finalizaba el plazo inicial de las medidas decretadas el jueves, explicó el responsable del gobierno del estado de Victoria, Daniel Andrews, sin especificar el plazo de la prórroga.
Alrededor de 12 millones de personas se encuentran confinadas en las dos principales ciudades australianas, Melbourne y Sídney.
En esta última, las restricciones decretadas hace un mes no consiguieron todavía contener el brote de la variante Delta.
El país oceánico apenas registró transmisión comunitaria del virus en los 18 meses de pandemia, pero ahora detecta más de 100 nuevos casos diarios.
Este brote comenzó a mediados de junio en Sídney cuando la tripulación de un avión infectó a un conductor local en junio.
De allí se expandió a Melbourne, que decretó un confinamiento de cinco días para intentar, sin éxito, reducir los contagios a cero.
El lunes, el estado de Victoria informó de 13 nuevos casos.
En Nueva Gales del Sur, el estado donde se encuentra Sídney, se registraron 98 nuevos casos con lo que se antoja difícil que el confinamiento termine a finales de mes como estaba previsto.
El sábado, las autoridades de este estado ordenaron el cierre de todos los comercios no indispensables.