Los límites entre la ética y la ciencia vuelven a estar en discusión. Esto luego que se divulgara la noticia, desde Holanda, de un médico que utilizó su semen para realizar inseminaciones a pacientes que buscaban quedar embarazadas.
Tras numerosas pruebas de ADN, se comprobó que Jan Karbaat, más conocido como “el médico inseminador”, resultó ser el padre de 18 hijos de mujeres tratadas en su clínica.
Jan Karbaat, el médico holandés al que acusan de usar su esperma en tratamientos de inseminación
Karbaat tenía 22 hijos legítimos con diferentes parejas sentimentales y fue a uno de ellos a quien le confesó haber tenido “unos 40 descendientes, concebidos por inseminación de sus pacientes”.
Este heredero, cuya identidad no fue revelada, accedió, en 2017, a someterse a pruebas de ADN con otros 18 hijos de las mujeres tratadas por Karbaat.
El resultado de los exámenes fue positivo y, luego de esto, varias personas comenzaron a sospechar del médico como su posible padre.
El caso provocó una gran conmoción en el país europeo y la discusión en torno a la ética y la ciencia vuelve a plantearse con fuerza.