AFP

Más de 120.000 antílopes saiga han muerto en las dos últimas semanas en Kazajistán, suscitando el temor de que esta especie que habita en las estepas de Asia Central se extinga.

"Más de 120.000 saigas han muerto en la zona central de Kazajistán, más de un tercio de la población total", dijo alarmado esta semana el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).

Se trata de un fenómeno "catastrófico" para estos antílopes fácilmente reconocibles por su morro alargado que parece una trompetilla, dice la organización.

La muerte se produce de manera inesperada y rápida: "El 10 de mayo se hallaron los primeros 117 cadáveres de saigas. Once días después, ya había 28.000", según la rama rusa del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

"Estas muertes son un golpe para los esfuerzos de preservación de los saigas en Kazajistán y en el mundo entero, dado que el 90% de la población total de saigas vive en nuestro país", lamentó el viceministro kazajo Agricultura, Erlan Nysanbayev.

"Estamos dispuestos a identificar la causa de esta mortandad y adoptar todas las medidas posibles para impedir que se repita", aseguró.

El primer ministro Karim Masimov ha establecido una comisión gubernamental y ha pedido ayuda a los expertos internacionales para determinar lo que está matando a los antílopes en tres regiones del país.

Estas muertes en masa se deben a "una combinación de factores biológicos y ecológicos", según los expertos de la secretaría de la Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres (CMS) que envió una misión a Kazajistán.

Los animales habrían muerto por una enfermedad infecciosa causada por bacterias del tipo Pasteurella o Clostridium, explican los expertos de la CMS en un comunicado.

Estas "bacterias son mortales en caso de que un animal tenga el sistema inmunitario debilitado" por factores ecológicos como las lluvias abundantes que cayeron en Kazajistán en mayo y que podrían haber deteriorado la calidad de la hierba, precisan.

El hecho de que no haya sobrevivido ningún animal de los rebaños afectados deja estupefactos a los científicos que estudian desde hace años el modo de vida y el comportamiento de estos antílopes cuyos ancestros ya vivían en esta región en la edad del hielo.

"La mortalidad del 100% de los rebaños afectados es totalmente extraordinaria", dice Richard Kock, profesor del colegio veterinario real en Londres, que visitó recientemente Kazajistán.

No obstante, los antílopes saigas, cuya esperanza de vida oscila entre los seis y los diez años, son "criaturas con escasa resistencia", agrega.

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