AFP

La mayoría de las 240 ballenas que permanecían  encalladas en una playa de Nueva Zelanda este fin de semana pudieron regresar al agua por sus propios medios al subir la marea, indicó este domingo el departamento de Conservación ambiental.

Sin embargo, muchas de ellas no abandonaron por completo las inmediaciones de Farewell Spit -la zona costera que por su geografía representa una trampa mortal para los cetáceos- y se teme que regresen y vuelvan a quedar varadas. 

Otras 17 ballenas sobrevivientes del grupo que había encallado el sábado aun se encuentran en la playa entre los cadáveres de cientos de otras ballenas piloto que murieron tras quedar varadas fuera del agua en los últimos tres días. 

"Las cerca de 240 ballenas que habían encallado entre Puponga y Pakawau el sábado pudieron casi todas reflotarse anoche por sus propios medios gracias a la marea alta y se encuentran en aguas superficiales" cercanas, dijo el portavoz del departamento neozelandé de Conservación, Herb Christophers. 

"El centro de atención esta mañana será intentar devolver las 17 restantes al agua cuando llegue  la próxima marea", precisó.

El grupo ambientalista Project Jonah, que ayuda a las operaciones de rescate, dispone de un avión de reconocimiento que está sobrevolando la zona para observar el movimiento de los cetáceos.

Un segundo grupo de ballenas piloto había encallado este fin de semana, tras las 400 que habían quedado inicialmente varadas el jueves en la playa de Farewell Spit en la región de Golden Bay, en el norte de South Island, una de las principales islas de Nueva Zelanda. 

La zona, situada a unos 150 kilómetros al oeste del balneario Nelson, es conocida por la frecuencia con la que encallan ballenas, por la forma del relieve submarino y la escasa profundidad, que terminan actuando como una trampa gigante para los cetáceos.

Las ballenas piloto, también conocidas como calderones, llegan a medir hasta seis metros de largo y son la especie más común en Nueva Zelanda.

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