AFP
Decenas de efectivos llegaron a Táchira (frontera oeste con Colombia), donde la noche del miércoles se registraban nuevos saqueos, luego de que el martes fue arrasada una veintena de negocios y atacadas dos estaciones de policía y un destacamento militar.
"He ordenado el traslado de 2.000 guardias y 600 tropas de operaciones especiales", anunció el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López.
Maduro denunció en la noche del miércoles que "paramilitares" de la oposición intentaron asaltar una unidad militar en la localidad de La Grita, en Táchira.
Un joven de 15 años murió en los disturbios del martes en Táchira, con lo que subieron a 43 los muertos en estas protestas que se convirtieron en las más trágicas de los años recientes en Venezuela, al igualar el número de víctimas de las movilizaciones contra Maduro ocurridas entre febrero y mayo de 2014.
Saqueos y otros focos de violencia también ocurren esta noche en Los Teques, en el estado Miranda.
"No son manifestaciones. Es un accionar subversivo para desestabilizar al gobierno (...), que está rayando en la fase de insurgencia armada", advirtió Padrino López.
El presidente del Parlamento de mayoría opositora, Julio Borges, rechazó la medida de militarizar el estado Táchira y pidió a la Fuerza Armada "ponerse del lado del pueblo y no dejarse utilizar por Maduro".
Las protestas tienen como combustible un grave deterioro económico y social en el país petrolero, con severa escasez de alimentos y medicinas, la inflación más alta del mundo y una criminalidad desbordada.
Velas por los fallecidos
Con velas, linternas o la luz de celulares, miles de opositores honraron a los muertos en las protestas, en concentraciones en el este y oeste de Caracas pese a la inseguridad de la noche, en un país con 70 asesinatos por cada 100.000 habitantes, ocho veces el promedio mundial.
"Vine por los muchachos que han caído deseando un país mejor. Me da miedo. Es de noche y es peligroso, pero más fuerte es el compromiso con mi país", dijo Marina Herrera, de 68 años.
Al tildar esa protesta con luces como "simbología fascista", Maduro reiteró su acusación contra la oposición de querer derrocarlo con ayuda de Washington, y denunció una "campaña de persecución".
"Somos los nuevos judíos del Siglo XXI", dijo Maduro, lo cual fue rechazado por la comunidad judía por considerarlo la "banalización" de un hecho "incomparable".
La oposición exige elecciones generales y rechaza una Asamblea Constituyente convocada por Maduro, al señalar que es un "fraude" para perpetuarse en el poder. Pero el presidente asegura que con ello traerá la paz al país.
Las protestas dejan unos 700 detenidos, de ellos 159 presos por orden de tribunales militares, según la ONG Foro Penal.
El jueves, los opositores marcharán hacia la sede del Ministerio de Interior y el sábado se manifestarán en todo el país.
"Menos bombas, más medicinas"
Médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud, opositores y chavistas, marcharon en diferentes puntos en Caracas.
"Apoyamos a Maduro contra el ataque fascista de la oposición", dijo Ángel Castillo, empleado de un programa médico oficialista, en la concentración en el centro.
En otro lugar de la capital, en el centro-este, los opositores entregaron a un enviado del Ministerio de Salud un documento donde exigen solución a la grave crisis sanitaria y la apertura de un canal humanitario.
"¡No queremos armas, queremos medicinas!", corearon los manifestantes, con pancartas que rezaban: "Tanquetas no, ambulancias sí", "Menos bombas (lacrimógenas), más medicinas".
Francisco Valencia, presidente de una ONG que asesora a pacientes, calificó la crisis de salud como "catastrófica". "La escasez de medicamentos llega a casi el 90%", precisó.
Hace una semana, Antonieta Caporale fue cesada como ministra de Salud tras divulgar un informe que reporta que la mortalidad infantil aumentó 30,12% en 2016 y la materna 65%, y repuntan enfermedades antes erradicadas como la malaria.
Alarmas internacionales
La situación de Venezuela prendió las alarmas en la comunidad internacional. El Consejo de Seguridad de la ONU abordó la crisis, a petición de Estados Unidos, lo cual según la canciller Delcy Rodríguez evidenció "un plan de intervención" de parte de Washington.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, advirtió que Venezuela podría seguir el camino de países como Siria. Hay "una grave inestabilidad", dijo a la prensa.
"Venezuela resolverá sus problemas internos (...) No aceptamos injerencia ni tutelaje" de Estados Unidos, aseguró por su parte a periodistas el embajador venezolano ante la ONU, Rafael Ramírez.
El líder opositor Henrique Capriles se reunirá el viernes con el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.
Los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) tratarán la crisis el 31 de mayo.