El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este viernes que Brasil está gobernado por "una banda de locos", en una entrevista concedida a los periódicos El País y Folha de S.Paulo en la cárcel donde purga una pena de 8 años y 10 meses de prisión.
El ex mandatario de izquierda (2003-2010), de 73 años, reiteró que es inocente y dijo estar "obsesionado" con probar la "farsa" judicial que lo mantiene tras las rejas desde hace un año bajo cargos de corrupción pasiva y lavado de dinero.
"Sé muy bien qué lugar me reserva la historia. Y sé también quién estará en el basurero", afirmó Lula, a quien el encierro del último año en Curitiba (sur) no parece haberle afectado el carisma ni la vitalidad, según fragmentos de la entrevista filmada que fueron divulgados por la edición brasileña del diario español El País.
La entrevista, pedida el año pasado por los dos medios informativos, fue autorizada por la justicia y es la primera que Lula concede desde que fue detenido el 7 de abril de 2018.
"No puede ser que este país esté gobernado por esa banda de locos (...). El país no se merece eso y sobre todo el pueblo no se merece eso", afirmó Lula citado por Folha de S. Paulo, en referencia al gobierno del ultraderehchista Jair Bolsonaro.
El exmilitar asumió el poder en enero después de vencer en las elecciones de octubre a Fernando Haddad, designado candidato del Partido de los Trabajadores (PT) tras la impugnación judicial de Lula.
El líder de la izquierda fue acusado de ser el beneficiario de un apartamento tríplex en Guarujá (litoral del estado Sao Paulo) puesto a su disposición por constructoras para obtener contratos en Petrobras.
Desde el inicio, Lula se declara inocente y denuncia una persecución política para impedir que la izquierda vuelva al poder.
"No cambiaré mi dignidad por mi libertad"
Este viernes afirmó estar "obsesionado" con "desenmascarar" a aquellos que lo condenaron, comenzando por el exjuez federal Sergio Moro, actual ministro de Justicia de Bolsonaro, y el fiscal Deltan Dallagnol, dos figuras claves de la Operación Lava Jato que descubrió una vasta red de corrupción centrada en la estatal Petrobras.
"Tengo una obsesión tan grande por desenmascarar a Moro, a Dallagnol y a su grupo, desenmascarar a quienes me condenaron, que puedo estar preso 100 años, pero no cambiaré mi dignidad por mi libertad", afirmó el exmandatario.
"Quiero probar la farsa montada" y "salir de aquí con la cabeza tan erguida como cuando entré: [siendo] inocente", declaró.
Esta semana, un tribunal de apelaciones en Brasilia redujo su condena de 12 años y un mes de cárcel a 8 años y 10 meses.
El fallo podría permitirle beneficiarse, en los próximos meses, según juristas, de un régimen semiabierto, al haber cumplido un sexto de su condena.
Esta victoria parcial de Lula, una de las pocas desde que fue condenado, no despeja otras amenazas sobre su destino.
El ex presidente fue condenado en febrero pasado a otros 12 años y 11 meses de cárcel por un tribunal de primera instancia por la realización de reformas en otra propiedad, igualmente a cambio de contratos en la petrolera estatal.
Si un tribunal de segunda instancia confirmase dicha condena, esta se sumaría a la anterior y el periodo de permanencia en prisión antes de obtener un régimen semiabierto se alargaría.