El presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, aseguró este viernes que "no voy a dimitir" por el beso a la jugadora Jenni Hermoso en el Mundial, en una asamblea federativa, en la que pidió disculpas por su comportamiento.
"No voy a dimitir, no voy a dimitir", dijo Rubiales en la Asamblea, ante la que pidió "perdón sin paliativos" por su comportamiento en el palco de autoridades en la final del Mundial y su posterior beso a Hermoso, que calificó de "espontáneo, mutuo, eufórico y consentido".
"Esta es la clave, fue consentido", aseguró Rubiales, quien argumentó que “me cogió por las caderas, por las piernas, no recuerdo bien. Me levantó del suelo, que casi nos caemos, y al dejarme en el suelo nos abrazamos. Ella fue la que me subió en brazos y me acercó a su cuerpo. Nos abrazamos y yo le dije: ‘Olvídate del penalti. Has estado fantástica, sin ti no hubiéramos ganado este Mundial’. Ella me contestó: ‘Eres un crack’. Y yo le dije: ‘¿Un piquito?’, y ella me dijo: ‘Vale’”.
“Fue el piquito, durante todo este proceso con varios manotazos en mi costado y despidiéndose con un último manotazo en el costado y yéndose riéndose. Esa es la secuencia de todo”, agregó.
El presidente de la RFEF comparó el beso con el que le daría a una hija suya: "No hay deseo y no hay posición de dominio".
"¿Un pico consentido es para sacarme de aquí?", se preguntó Rubiales, asegurando que va a defenderse, tras haber sido el blanco de críticas y peticiones de dimisión por su acción desde todos los ámbitos de la sociedad, a lo largo de la semana.
"Se está ejecutando un asesinato social. A mí. Se me está tratando de matar", insistió Rubiales.