El pasado 15 de mayo, un jurado federal de Estados Unidos condenó a la pena capital a Dzhokhar Tsarnaev, autor junto a su hermano del atentado contra el maratón de Boston en 2013 que dejó tres muertos y 264 heridos.
Pero la condena no implica que el joven de 21 años necesariamente será ejecutado porque, en realidad, en EE.UU., menos del 20% de los sentenciados a muerte se les termina aplicando la pena.
Entre 1973 y el final de 2013, fueron condenadas a muerte 8.466 personas en EE.UU. y 1.359, aproximadamente una sexta parte del total, resultaron ejecutadas.
"Es una condena a muerte solo en nombre", dice Frank R. Baumgartner, profesor de Ciencias Políticas en Chapell Hill, Universidad de Carolina del Norte.
Baumgartner ha estudiado lo ocurrido con personas en el corredor de la muerte y encontró que para diciembre de 2013:
- 2.979 seguían esperando a ser ejecutadas
- A 392 se les conmutó la pena
- A 3.194 se les anuló la pena de muerte
Y según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, Death Penalty Information Center, DPIC, una ONG con sede en Washington, 152 prisioneros fueron exonerados.
Una conclusión que se extrae de esas cifras es que, tal como le señaló a la BBC el director de la organización Equal Justice Initiative (EJI): "De cada nueve personas que hemos ejecutado en EE.UU. hemos identificado una inocente en el corredor de la muerte".
Algunas personas han muerto, por supuesto, esperando ser ejecutadas por causas naturales o suicidios.
En espera
La proporción de personas ejecutadas varía de estado a estado. De los 50 estados, 19 prohibieron la pena capital y apenas esta semana la legislatura del estado de Nebraska votó a favor de abolirla.
De los 32 estados donde la pena de muerte sigue en vigor, Baumgartener destaca que en Virginia es donde se ejecutan una mayor proporción de personas sentenciadas a muerte con un total del 72%.
"Son muy estrictos limitando las apelaciones a doce meses. Si en ese plazo no se ha presentado la apelación, tu caso se considerará como final".
"Ese es el único estado que tiene tales reglas y el único en el que más del 50% de los casos terminaron con una ejecución".
"En muchos estados es algo extremadamente raro".
"En Califonia fueron ejecutadas el 1% de las personas. Simplemente no llevan a cabo ejecuciones", dice Baumgartner.
Pero además de estados específicos, el gobierno federal puede enjuiciar a personas y sentenciarlas por delitos federales. Esto es lo que sucedió en el caso de Tsarnaev.
Aunque cometió los crímenes en Massachusetts, un estado donde no se aplica la pena de muerte, fue condenado y sentenciado por un tribunal federal.
Pero entre 1973 y 2013, el gobierno federal solo ha ejecutado tres de las 71 personas sentenciadas a muertes. Hay 56 esperando ser ejecutadas.
De manera que la probabilidad de ser ejecutado por el gobierno federal es baja, agrega Bamgartner.
Menos ejecutados
La profesora Carolyn Hoyle, directora del Centro de Criminología de la Universidad de Oxford, Reino Unido, apunta que la cantidad de países que aplican la pena capital ha estado disminuyendo.
Más de la mitad abolieron la pena de muerte y menos del 25% la han aplicado en la última década.
"En 1988, solo 35 países habían abolido la pena de muerte. Hoy en día 107 lo han hecho", señala.
"Otros 52 países no han ejecutado a nadie en los últimos 10 años, por lo que aunque siguen en los libros como que sí tienen pena de muerte, no la han utilizado activamente".
Solo 39 países han aplicado la pena capital en la pasada década, la mayoría en África, Medio Oriente y Asia.
Y según un informe de Amnistía Internacional, en 2014 había 65 personas sentenciadas a muerte en el hemisferio occidental.
De éstas, casi la mitad se encontraban en Trinidad y Tobago y el resto en Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Surinam.
No hay condenados a muerte, según el informe, en los dos países latinoamericanos que aún tienen la figura legal de la pena de muerte por delitos comunes, Cuba y Guatemala.
La profesora destaca que Estados Unidos tiene el sistema de apelación más desarrollado. En contraste, algunos países tienen "tribunales rápidos" y opciones limitadas para presentar apelaciones.
Algunos países no permiten que el acusado tome parte en el juicio y es posible que se coaccione a los sospechosos a hacer falsas confesiones.
No hay cifras disponibles para la cantidad de personas en esos países que han sido sentenciadas a muerte y que, posteriormente, se les ha conmutado la pena.
Pero hay evidencias anecdóticas de errores judiciales, destaca Hoyle: "En China, un caso de muy alto perfil fue el de un hombre que fue condenado por matar a su vecino. El vecino regresó diez años más tarde al pueblo sano y salvo".
"Ese fue un caso en el que la persona no solo era inocente, sino que ni siquiera hubo un crimen".