AFP
Los fieles musulmanes que participan en la peregrinación anual a La Meca retomaron este viernes el ritual de la lapidación de Satán, al día siguiente de la trágica avalancha humana que dejó más de 700 muertos.
Tras pasar la noche en Mina, una ciudad de tiendas blancas situada a cinco kilómetros de La Meca, los peregrinos se sucedían durante la mañana para cumplir con el ritual de la lapidación, que consiste en lanzar piedras contra tres estelas que según la tradición musulmana simbolizan a Satán.
La muchedumbre era menos compacta que la víspera, cuando en el primer día de este ritual una embestida dejó 717 muertos y 863 heridos, la tragedia más mortífera en el hach desde hace 25 años.
Las autoridades saudíes prometieron una investigación "rápida y transparente" de la tragedia, que fue muy criticada en Irán, de donde proceden 131 de los fallecidos.
Desde Nueva York, donde debe participar en la Asamblea General de la ONU, el presidente iraní Hasan Rohani pidió al gobierno saudí que "acepte sus responsabilidades".
Antes que él, el guía supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, atribuyó la estampida a una "mala gestión" de las autoridades saudíes y pidió a Riad que "acepte la enorme responsabilidad de esta tragedia".
El hach es uno de los cinco pilares del islam que todo fiel debe completar al menos una vez en la vida, siempre que pueda. Dos millones de fieles participan este año en la peregrinación, 1,4 millón de ellos venidos del extranjero, según las autoridades.