AFP

Los iraquíes mandaron el sábado un mensaje a su clase política al desdeñar en gran medida las urnas y al dar, según los primeros resultados parciales, muchos votos a las listas antisistema, en las primeras elecciones legislativas tras la victoria sobre el grupo yihadista Estado Islámico (EI).  

Según los primeros resultados parciales, dos listas antisistema, una liderado por el jefe religioso Moqtada Sadr y la otra por las Fuerzas de Movilización Popular, un supletivo del ejército cercano a Irán, iban en primera posición. 

Ambas adoptaron en el pasado un discurso antiestadounidense, pese a que combatieran junto a Washington contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI). 

La inédita alianza del jefe religioso chiita Moqtada Sadr y de los comunistas que presentó un programa anticorrupción (La marcha por las reformas) lideraba los resultados en seis de las 18 provincias e iba en segunda posición en otras cuatro. 

Sus simpatizantes, que se manifiestan cada semana contra la corrupción por todo el país, se congregaron en la noche del domingo en el centro de Bagdad para celebrar "la victoria sobre los corruptos" y "una nueva etapa para el pueblo iraquí", según le dijo a la AFP uno de ellos, Zeid Al Zamili, de 33 años. 

La Alianza de la Conquista, una lista de excomandantes y combatientes de las Fuerzas de Movilización Popular, iba en cabeza en cuatro provincias, incluyendo la ciudad de Basora (sur) e iba en segunda posición en otras ocho. 

Abadi, que cuenta con el respaldo de la comunidad internacional, no iba primero en ninguna provincia salvo en la de Nínive, cuya capital es Mosul. 

En un primer momento, varios responsables políticos afirmaron que el primer ministro saliente lideraba los resultados, dando a entender que conservaría el cargo.

Según la Comisión electoral, se registró una participación del 44,52%, el peor porcentaje desde la instauración de elecciones multipartidistas en 2005, tras la caída de la dictadura de Sadam Husein.

Quienes sí votaron mostraron su voluntad de "cambio", de ver "nuevas caras" en una clase política a la que muchos califican de corrupta. 

Promesas defraudadas 

La abstención fue importante, independientemente de la confesión de los votantes, a diferencia de los anteriores comicios en los que los chiitas solían votar de forma masiva para asentar su influencia mientras los sunitas se abstenían, descontentos de haber perdido el poder y amenazados por grupos yihadistas. 

"La fuerte abstención se debe a que las políticas llevadas a cabo desde hace 15 años ya no convencen a los electores", aseguró el politólogo Amir al Saadi. 

En la mayoría del país, y especialmente en Bagdad, donde la participación apenas alcanzó el 32%, según fuentes de la Comisión electoral, "los iraquíes tenían la sensación de que la suerte estaba echada, las elecciones estaban decididas de antemano", afirma Karim Bitar, director de investigaciones en el Instituto francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS). 

La abstención fue sin embargo menor entre los kurdos y en Mosul, la gran ciudad del norte que fue el principal bastión del EI en Irak. 

La participación de los kurdos, que fueron expulsados de las zonas en disputa con Bagdad y siguen pagando las consecuencias negativas de su referéndum de independencia, fue de entre siete y nueve puntos superior a la nacional. 

Y en Mosul, los habitantes de la ciudad devastada decidieron dejar atrás la etapa del EI y acudieron en gran número a las urnas sin temor, por primera vez desde 2003, a los atentados suicidas o a las represalias de los yihadistas.  

Potencias extranjeras 

Muchos iraquíes dicen no creer en el escrutinio proporcional complejo que lleva al gobierno una coalición heterogénea y reparte los principales cargos del Estado entre miembros de distintas comunidades. 

Para esos electores, en un país donde el sistema político se ha diseñado para impedir la dominación de un solo partido, el gobierno de Bagdad no actúa de forma independiente y está sometido a la voluntad de Estados Unidos e Irán. 

En un momento en que las relaciones entre Washington y Teherán están especialmente tensas tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear con Irán, las negociaciones para formar un gobierno en Irak podrían ser largas y dar resultados sorprendentes. 

En 2014, estadounidenses e iraníes dieron su acuerdo tácito al nombramiento de Abadi, apartando a su rival en el seno del partido Daawa, Nuri al Maliki, que intenta recuperar el poder. 

En cada acontecimiento político, "las potencias regionales, entre ellas Arabia Saudita e Irán intervienen abierta o subrepticiamente para consolidar su influencia", recuerda Bitar. 

Publicidad