Esta mañana la Cruz Roja alertó a la comunidad mundial sobre la peligrosa situación que se vive en Adén, la principal ciudad del sur de Yemen, la cual clasificó como "catastrófica" luego de que se registraran 18 fallecidos durante la madrugada tras enfrentamientos entre chiitas y sunitas en el sector de Al Moalla. Según la portavoz del Comité Internacional de dicha institución en Yemen, Marie Claire Feghali, "la situación humanitaria es muy difícil (con) las rutas navales, aéreas y terrestres cortadas".

En menos de un mes ya hay 540 muertos y más de 1.700 heridos en territorio yemení. De hecho, desde el domingo (menos de tres días), las disputas han dejado un saldo de 159 muertos en el país. Más de 60 de éstos en la zona mencionada, en donde se ha desarrollado durante décadas un enfrentamiento incesante entre rebeldes chiitas, vinculados a Irán -el principal y más fuerte antagonista de Arabia Saudita (el poderoso vecino del norte de Yemen)- y las fuerzas leales al presidente yemení, Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, apoyadas precisamente por el gobierno saudí.

Además de lo anterior, actualmente en Yemen se registran conflictos civiles armados en el norte, regiones con intereses independistas en el sur y una importante presencia de grupos terroristas en la zona, encabezados por Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), agrupación que, por ejemplo, se adjudicó el atentado a Charlie Hebdo el pasado 7 de enero y que comenzó a tener presencia en Yemen el año 2000 cuando atentó contra un buque norteamericano.

Pero la presencia del ya fallecido Osama Bin Laden en el sur de la península arábiga se inició en 1990 cuando ofreció su ayuda al gobierno de Arabia Saudita para combatir a las fuerzas invasoras iraquíes, lo que los saudíes rechazaron, inclinándose por la ayuda norteamericana. Ante la negativa, Bin Laden reaccionó condenando la alianza estratégica de Arabia Saudita con Estados Unidos y fue arrestado. En 1991 logró escapar del país y comenzó a expandir la influencia de Al Qaeda por países como Pakistán, Afganistán y, por supuesto, Yemen: presencia que se mantiene vigente hasta el día de hoy en gran parte del terriotio yemení.

Además, Arabia Saudita y otros países de la región reconocen como una amenaza la posibilidad de que el Estado Islámico potencie su influencia a través de la inestabe zona del sur de Yemen y, así se establezca un punto de avanzada para penetrar en la región con mayor fuerza.

Pero este escenario no es reciente. Yemen lleva décadas inmerso en la inestabilidad. Una situación causada que ha derivado en pésimos estándares de vida y el florecimiento de células terroristas a lo que se suman eternas rivalidades religiosas y tribales.

Un país pobre, pero estratégicamente ubicado

Con una población de más de 25 millones de habitantes y un territorio de 528 mil kilómetros cuadrados, Yemen aparece como una de las grandes naciones del mundo árabe. Sin embargo, tiene un pasar muy distinto al de sus vecinos.

Con niveles de desempleo que oscilan entre el 15% y el 35%, el país tiene el mayor nivel de pobreza en la región, con un nivel que alcanza el 52,5% de la población e ingresos anuales de $1.200 dólares per cápita. Entre otras cosas, porque el país no tiene niveles importantes de explotación de petróleo como ocurre con sus vecinos.

Sin embargo, a las disputas antes mencionadas se suma un antecedente muy importante que convierte a Yemen en un interesante objetivo para sus vecinos y potencias mundiales: su ubicación en el mapa. Al sur de Mocha y al oeste de Adén, dos de las ciudades más importantes de Yemen, se encuentra el estrecho de Bab el Mandeb, un paso marítimo crucial para la navegación que permite controlar el tránsito desde y hacia el Mar Rojo y el Cuerno de África, además de ser el flanco terrestre para acceder al sur de Arabia Saudita.

Las anteriores son razones suficientes para que Estados Unidos y Francia –que tienen bases militares en la costa oeste del estrecho, en Yibuti– así como Al Qaeda, Arabia Saudita y otros países como Irán, vean en Yemen un sitio relevante sobre el cual depositar su interés.

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