Este miércoles se cumplen 10 años de la desaparición de Madeleine McCann. Un caso que sigue sin resolver y que acá contamos sus orígenes y últimos antecedentes.
El 3 de mayo de 2007, sus padres Gerry y Kate la acostaron en su pieza del apartamento 5A en el resort Ocean Clubb, en el balneario portugués de Praia da Luz, junto a sus hermanos mellizos, y salieron a comer con unos amigos. La niña era la mayor, estaba a punto de cumplir cuatro años. Quedaron sin supervisión. Alrededor de las 22 horas, su madre regresó a la habitación para echarles una mirada y se dio cuenta que Maddie no estaba.
Se inició, entonces, una búsqueda tan frenética como estéril por el recinto y la ciudad. Se avisó a la policía, se cerraron las fronteras, y nada. Las primeras pistas (sangre de la niña en la habitación, en el auto rentado, muestras de sedantes en su cabello y declaraciones contradictoras) convirtieron a los padres en los primeros sospechosos.
Después vino Robert Murat, un británico con familia en el lugar. Luego de él, aparecieron otros nombres, como el del ruso Sergey Malinka; también la descripción de un caucásico de 1,70 metros; mensajes con información falsa y posibles paraderos que, incluso, en 2008 ubicaron a la niña en Vicuña, en la Cuarta Región de Chile.
También se dijo fue un robo que salió mal perpetrado por el heroinómano local Euclides Monteiro (fallecido en 2009) y que fue víctima del pedófilo Raymond Hewlett (también muerto en 2010)
En 2008 se cerró la investigación en Portugal, pese a las dudas en torno a la participación de los padres. Tres años después, la reabrió Scotland Yard, la policía británica.
Esto es lo último que se sabe de Madeleine McCann. Todos lo demás son rumores, pistas inconducentes, opiniones varias y teorías, cientos de ellas, que en el décimo aniversario de la desaparición se han multiplicado.
La versión de la niñera
A mediados de abril, una niñera que trabaja en el resort portugués habló con el diario sensacionalista británico The Mirror, donde descarta la eventual participación de Gerry y Kate McCann.
"(Ella) lloraba, pero casi en un estado catatónico. Y Gerry estaba muy angustiado. Eso es lo que recuerdo de él, buscando debajo de los automóviles. No puedo olvidar eso. Nos dijeron que comenzáramos a buscar en tarros de basura en caso de que su cuerpo estuviera en alguno. En ese punto, nos dimos cuenta de que era algo serio", comentó la cuidadora.
El detective acusador
Gonçalo Amaral es un ex policía portugués que estuvo a cargo de la investigación por la desaparición. En 2008 escribió “Maddie, la verdad de una mentira”, culpando a los padres de ocultar la muerte accidental de la niña, tras caer desde un sofá. Según el detective, la habrían cremado en una iglesia.
En 2015 fue condenado a pagarle 500 mil euros a la familia por difamaciones, pero en marzo pasado un tribunal de Portugal lo absolvió.
Hace unos días, en la televisión australiana, Amaral insistió en su teoría. “No hay pruebas de que la niña fuera secuestrada. Por el contrario, hay pistas que indican que los padres fueron negligentes y hay pistas de que el cuerpo fue escondido”, reiteró.
Las teorías del secuestro
El ex agente de policía de Scotland Yard, Colin Sutton, ha expuesto la hipótesis de que Maddie fue secuestrada por traficantes de esclavos, llevada a África y vendida. “La línea de Mauritania es ciertamente una posibilidad y necesita ser vista”, manifestó.
El periodista Danny Collins refuta esa opción. Para él, la pequeña salió sola de su pieza, que entonces se encontró con un traficante de personas, quien la vendió a unos gitanos rumanos.
En ambas versiones, existen ciertas pruebas que prueban las teorías.
La mujer de púrpura
The Mirror publica hoy una entrevista con Jenny Murat, la madre de Robert, quien hace 10 años fuera uno de los primeros sospechosos. Cuenta que ese día vio un auto (“un típico auto rentado”, dice) conduciendo contra el tránsito afuera del Ocean Club. El conductor sería una persona de origen británico.
Pero lo más relevante que informó que unas horas antes había visto a una mujer con un top púrpura que –cree- trataba de ocultarse de ella; esta persona se habría convertido en una de las últimas sospechosas para la policía británica.
Mantener vivo el recuerdo
Durante estos 10 años, los padres de Madeleine se han encargado de mantener vivo el recuerdo de su hijo y, de esa forma, las investigaciones y los apoyos de la gente.
El domingo pasado insistieron en sus esfuerzos por encontrar a su hija.
"Puede que no sea tan rápido como queremos, pero se está haciendo un progreso real y creo que necesitamos darlo todo, y solo tenemos que seguir con el proceso lo que haga falta, durante el tiempo que sea necesario (...) Mi esperanza de que Madeleine esté ahí fuera sigue siendo la misma que hace casi diez años”, aseguró Kate McCann.
US$ 14 millones se han gastado
En marzo, la policía británica decidió prolongar la investigación hasta septiembre y le asignó cerca de 100 mil dólares a los cuatro detectives que siguen el caso. Se trata de un monto pequeño considerando que en esta década se han desembolsado alrededor de US$ 14 millones
Los recursos utilizados en la búsqueda estuvieron en la polémica en alguna oportunidad, cuando parte del fondo creado por familiares y amigos fue ocupado por los padres de Maddie para pagar la hipoteca de su casa en Leicestershire, lo que acrecentó las versiones que los sindicaban como los culpables.
El estigma de Praia da Luz
En la localidad portuguesa en que desapareció Madeleine McCann están agotados de este caso y del daño que, consideran, le ha hecho a la zona donde viven 3.500 personas, más de un millar de ellas británicas.
"Todo el mundo está cansado de esta historia, queremos olvidarla. La imagen de este bello lugar está manchada por este caso, es totalmente injusto", dice Ron Clark, un ex militar inglés de 68 años.
"Praia da Luz no merece esto. Hubo muchas informaciones falsas", agrega el escritor londinense David S. Jones, de 72 años, residente de esta localidad desde hace 45 años.
Según un artículo de la agencia AFP, “el único rastro visible que queda del caso es la inscripción "STOP McCann circus" (Basta el circo McCann) pintada con una plantilla en carteles viales”. El texto asegura que las personas a favor de los McCann “son cada vez menos”.
Diez años es mucho tiempo.