Por AFP

El líder del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Martin Schulz, anunció este viernes que renunciaba a ser ministro de Relaciones Exteriores en el próximo gobierno de Angela Merkel, respondiendo así a las críticas recibidas en su propio partido.

"Declaro renunciar a entrar al gobierno", afirmó Schulz en un comunicado. Tras el acuerdo concluido el miércoles con Merkel, Schulz había reivindicado el ministerio de Relaciones Exteriores, a pesar de que durante la campaña había jurado que nunca integraría un gabinete dirigido por la actual canciller.

Sin embargo, esta coalición aún tiene que obtener el visto bueno de la militancia socialdemócrata en un referéndum interno cuyo resultado está previsto para el 4 de marzo. Schulz explicó que se retiraba para evitar reavivar a sus opositores.

Schulz estaba bajo el fuego de la críticas en las filas de su partido por reclamar la cartera ministerial a pesar de haber prometido a fines de 2017 que jamás ingresaría en un gobierno de la canciller conservadora.

El temor a que la oposición que tiene en la militancia socialdemócrata se pronuncie en contra del acuerdo de coalición sellado esta semana con serias dificultades pesó más. Los militantes del SPD deben pronunciarse sobre el texto en un voto interno entre el 20 de febrero y el 2 de marzo.

"Los debates sobre mi persona amenazan el éxito de la votación. Por lo tanto, a través de la presente declaro que renuncio a entrar al gobierno", dijo en un comunicado.

"Poco o nada vale la palabra"

El jefe del SPD, que llevó al partido a su nivel más bajo en las elecciones de septiembre del año pasado, fue atacado en duros términos el jueves en la noche por su predecesor en la formación y actual ministro de Relaciones Exteriores.

"Lo que queda es solamente el arrepentimiento de ver hasta qué punto en nuestro partido SPD actuamos con poco respeto los unos contra los otros y ver que poco o nada vale la palabra", juzgó el ministro Sigmar Gabriel.

Schulz ya había dimitido el miércoles del liderazgo del SPD, un año después de su regreso a la arena política nacional con la ambición de destronar a la canciller.

Esta partida sin gloria no arregla a Merkel, que recibe sólo críticas desde el anuncio de un acuerdo de coalición luego de cuatro meses de incertidumbre poselectoral.

Varios altos cuadros de su propio partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la acusan de haber hecho demasiadas concesiones a los socialdemócratas, ofreciéndoles entre otras la cartera de Finanzas, con el único objetivo de evitar elecciones anticipadas y de mantenerse en la cancillería para un cuarto mandato.

Los democristianos aún deben aprobar el acuerdo en un congreso el 26 de febrero. Es poco probable que no se apruebe, pero los mil delegados podrían reservar a Merkel un áspero debate del que no está acostumbrada.

"No vamos a firmar solamente", advirtió en declaraciones al Bild la diputada Sylvia Pantel.

Su influyente colega Norbert Röttgen destaca que acordar al SPD, gran perdedor de las legislativas, los ministerios de Justicia, Relaciones Exteriores y Finanzas, socava la autoridad de la CDU, que sólo controlará los de Economía y de Defensa.

"La CDU se encuentra estructuralmente debilitada en el aparato gubernamental y pierde influencia", estimó.

Otro motivo de disgusto es la poca cantidad de personalidades de la antigua República Democrática de Alemania (RDA) en el probable gabinete de Merkel.

¿La "despedida" de Merkel?

Circulan nombres pero la canciller sería la única representante de Alemania del Este, una región en donde el sentimiento de exclusión sigue siendo muy fuerte casi treinta años después de la reunificación, y en donde la extrema derecha alcanzó resultados inéditos con su discurso contra las élites.

"Quizás entendamos un día que el Este forma parte de Alemania", ironizó Gregor Gysi, antiguo responsable del partido de izquierda radical.

Manuela Schwesig, un cuadro socialdemócrata en el este del país, exigió que un "alemán del este o una alemana del este sea representado en el gobierno".

"Se escucha por todas partes", resumen Paul Ziemiak, dirigente de las juventudes de la CDU.

Desde el anuncio de acuerdo gubernamental, la prensa alemana es casi unánime en percibir en estas turbulencias el declive de la canciller, confrontada al desgaste de su poder.

"Angela Merkel lo logró, seguirá siendo canciller si los miembros del SPD votan por el acuerdo de coalición. Pero su despedida del poder comenzó, y por lo tanto también el debate sobre su sucesión", escribió el influyente semanario Der Spiegel.

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