"Son malos tiempos para para la libertad de expresión y de prensa, y para los derechos humanos en general", dice el abogado y activista Gamal Eid. En El Cairo se lleva a cabo un proceso contra él y otro activista, Hossam Bahgar, por supuestos "daños a la reputación del país". Hoy día "es peligroso trabajar como periodista, expresar su opinión en una novela, en Internet o en un periódico", dice Eid a DW y no habla solo de su país, Egipto, sino de toda la región del norte de África y Oriente Próximo.

Su evaluación se ajusta a la realidad de todo el mundo. Así lo confirma el último informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF), basado en datos, encuestas y observaciones en 180 países: 110 periodistas, 27 periodistas ciudadanos y otros 7 trabajadores de los medios pagaron con sus vidas por su trabajo en 2015.  

En Turquía o Rusia La ONG, que defiende la libertad de expresión y prensa en todo el mundo, advierte contra "gobiernos con tendencias autoritarias, como Turquía", ilustra Christoph Dreyer, vocero de RSF. Allí, los periodistas críticos han sido masivamente llevados ante la Justicia, numerosas páginas web bloqueadas. El Freedom of Speech Award de DW de este año fue a dar a las manos del redactor jefe de Hürriyet, Sedat Ergin, quien –como muchos otros colegas− enfrenta un proceso por supuesta ofensa al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.  

En países como Rusia, abunda Dreyer, el marco de actuación para la prensa independiente se ve sistemáticamente reducido, con éxito, según parece. "No hay prohibiciones formales, pero cada quien sabe qué puede decir dónde", escribe el periodista y bloguero independiente ruso Alexander Plushev, quien trabaja para la radioemisora crítica Ekho Moskvy y escribe una columna para la DW en ruso. "Cuando se cierra o se vende una redacción especialmente atrevida, nadie protesta", agrega.  

Blogueros arriesgados

Los intentos por silenciar a la prensa libre tienen muchas caras. En conflictos armados, los periodistas suelen estar entre las primeras víctimas, cuenta Christoph Dreyer, de RSF. En países dominados por ideologías que demonizan a los medios, como Arabia Saudita o Bangladés, los blogueros arriesgan sus vidas si reportan críticamente sobre asuntos religiosos.  

Así, el bloguero saudí Raif Badawi, galardonado con el Premio Sájarov del Parlamento Europeo y el primer Freedom of Speech Award de DW el pasado año, es apenas un ejemplo. Badawi fue condenado a diez años de cárcel y mil latigazos en mayo de 2014, entre otras cosas, por considerar iguales a musulmanes, cristianos, judíos y ateístas.

 

Tras haber sido públicamente azotado en enero de 2015, continúa detenido como preso político. Asimismo, cuatro blogueros secularistas fueron asesinados en 2015 en Bangladés. Las autoridades hacen poco por hallar a los culpables. 

Lucha antiterrorista a expensas de la libertad de prensa  

También Dunja Mijatovic, encargada de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la libertad de prensa, sigue el desarrollo de los 57 Estados miembros con preocupación creciente: "En lo que respecta a la libertad de los medios y el periodismo, los países de la OSCE no se diferencian mucho del resto del mundo", dice la experta en derechos humanos y medios a DW, al margen de una conferencia de periodistas europeos.  

Se refiere especialmente a las medidas antiterroristas, que han limitado la libertad de prensa en muchos países. "No se trata de poner en duda el derecho legítimo de un gobierno a combatir el terror u otras amenazas", resalta y precisa: "pero no puede ser a costa de la libertad de expresión, un componente muy importante de nuestra democracia.

" Y Mijatovic no alude solo a los "sospechosos habituales". El pasado 6 de abril, la encargada de la OSCE para la libertad de prensa pidió, por ejemplo, a raíz de un fallo del gobierno canadiense, mejorar las condiciones con que cuentan los periodistas para proteger a sus fuentes. Igualmente "preocupante" considera la experta la decisión del Gobierno alemán de iniciar un proceso contra el humorista Jan Böhmermann, a pedido de Turquía, en relación con su poema satírico sobre el presidente turco y basado en un polémico artículo de la constitución germana.  

Guerra en el ciberespacio  

"La nueva arena de la prensa libre está en el ciberespacio", destaca Mijatovic. "La globalización de los medios y el acceso a la información, los nuevos periodistas blogueros ponen muy nerviosos a ciertos gobiernos, que intentan ahogar la digitalización", explica. En este sentido, RSF critica la creciente vigilancia digital de la prensa por parte los servicios secretos en Estados Unidos, así como la creciente persecución que han sufrido los informantes bajo el gobierno de Barack Obama.  

Mientras, la censura sistemática en países como China, Irán o Turquía, bloquea el acceso de los ciudadanos a páginas de Internet indeseadas por esos gobiernos.  

África pierde, Túnez se levanta

La situación de los medios en África se considera entre "difícil" y "muy grave". Burundi ocupa uno de los puestos rezagados en el índice de libertad de prensa de RSF: el 156. El bloguero Alain Amrah Horutanga describe la actual situación, tras el intento de golpe contra el presidente Pierre Nkurunziza en mayo de 2015:  

"La gente en la calle tiene miedo de expresar su opinión, muchos periodistas han tenido que dejar el país o enfrentan procesos judiciales. Nuestra libertad de expresión está amenazada y los periodistas que aún viven en Buyumbura tienen que esconderse", dice Horutanga al periodista de DW Eric Topona. También Topona, procedente de Chad, tuvo que dejar su país tras un arresto por "poner en peligro el orden constitucional", y vive desde entonces en Bonn.

No obstante, hay ejemplos positivos: la revelación del año ha sido Túnez, que subió del lugar 126 al 96 en el índice de RSF. Allí no todo es color de rosa, advierte el vocero Dreyer. Los periodistas críticos siguen siendo acosados, pero han cesado las detenciones arbitarias. Y el nuevo marco legal ofrece esperanzas de que el país norafricano se mueva en la dirección correcta. Mientras, siete países se mantienen, impasibles, en la cola del índice de RSF: Sudán, Vietnam, China, Siria, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea. 

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