Algunos consideran que era de esperar. Que era cuestión de ver lo que había sucedido antes en Asia y en Europa, cuando redujeron las medidas de confinamiento, para saber lo que iba a ocurrir en Estados Unidos, la economía más importante del mundo. 

Después de un declive importante en las dramáticas cifras que aquejan al país -2 millones de contagiados y 116 mil fallecidos- se pensó y se dijo, que Estados Unidos habían llegado a una meseta. Con bastante optimismo entre inversionistas y economistas, y entre las autoridades, cuando la semana pasada además, las cifras de desempleo se recuperaron, después de varias semanas de ver creciendo el número de personas que solicitaban seguros de desempleo, llegando a más de 20 millones de individuos sin trabajo, en un país donde en febrero pasado las cifras de desempleo se mantenían cercanas al 3,5%, saltando en mayo a más de 13%.

Las alarmas ahora suenan intensamente en 21 estados, con fuerza en Texas, Arizona, Florida y California. Los expertos, según Bloomberg, aseguran que las sobretensiones por el nuevo panorama no se pueden vincular directamente a las reaperturas. Sin embargo, es importante ver, por ejemplo, las imágenes de lo que sucedió el fin de semana largo para el Memorial Day, a fines de mayo en Estados Unidos, para saber por qué lo que ocurre hoy es consecuencia, al menos en parte, por lo que sucedió en ese momento: entonces miles de personas salieron a la calle, se congregaron en parques y playas, como si lo que viviera el mundo, y Estados Unidos, fuera un escenario completamente normal. 

Es el riesgo de las reaperturas y la razón de por qué hay tanta preocupación en todo el planeta, incluido Chile de lo que suceda en cada lugar cuando se decide reabrir. Los contagios en sí no son en el problema. Lo son cuántos terminan en hospitalizaciones y la capacidad de infraestructura hospitalaria y personal para hacerle frente. Ejemplo de eso es Houston, que se alista para reabrir un hospital especial Covid-19 que hasta ahora nunca se utilizó, en un estadio de fútbol, a medida que los casos de virus se expanden en la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos. 

“Los norteamericanos quieren en su mayoría volver a la normalidad lo antes posible. Están incluso dispuestos a correr los riesgos que ello implica. Es impresionante lo que valoran la libertad”, dice Axel Christensen, director de estrategia de inversiones de BlackRock, algo que se ve incluso ahora en las protestas en contra de la agresión policial, en que los estadounidenses salen a la calle incluso en la mitad de la pandemia.    

La calle se mueve

Algunos creen que junto con las reaperturas, son las manifestaciones masivas a propósito de la muerte a manos de la policia de George Floyd las que han sido factor estratégico en el aumento de contagios. Texas informó el miércoles 2.504 nuevos casos de coronavirus, el total más alto en un día desde que surgió la pandemia. Un mes después de su reapertura, Florida informó esta semana de 8.553 casos nuevos, el número más alto de cualquier período de siete días y las hospitalizaciones de California están en su punto más alto desde el 13 de mayo. Por lo mismo, varios de estos estados ya analizan dar un paso hacia atrás y reactivar las órdenes de quedarse en casa.  

“Estoy más pesimista de lo que estaba hace tres meses atrás”, comenta desde California el economista y académico de la UCLA Sebastián Edwards, quien proyecta secuelas importantes en la economía con esta segunda ola, una mala noticia para quienes de alguna manera soñaban con volver a lo que antes llamábamos normalidad, pero también para el mercado, que ayer reaccionó fuertemente a este nuevo escenario: Wall Street se desplomó y la acciones sufrieron su peor caída en casi tres meses, después del repunte de los últimos días. El S&P, principal indicador, cayó un 5,9%, pocos días después de haber recuperado sus pérdidas del año, aunque los futuros están rebotando. Todo esto sumado a la caída del precio del petróleo, lo que refleja la repentina incertidumbre que se extendió por los mercados financieros. 

Como dice el New York Times “los inversionistas decidieron dejar de comportarse como si la economía estadounidense ya se hubiera recuperado de la pandemia”. Porque está muy lejos de eso, una señal del sombrío panorama que probablemente va a afectar a todo el mundo, incluido Chile, porque como señaló el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, “la profundidad de la recesión y el ritmo de la recuperación siguen siendo extraordinariamente inciertos".

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