Cientos de personas protestaron este lunes en el centro de Río de Janeiro contra las acciones policiales en las favelas, tras la muerte de una niña de ocho años por una bala perdida de la policía, poniendo en tela de juicio la política de mano dura impulsada en Brasil por el presidente Jair Bolsonaro. Ágatha Felix recibió un disparo en la espalda la noche del viernes, cuando estaba junto a su madre en un transporte público en una de las favelas del Complexo do Alemão, en la empobrecida zona norte de la capital carioca.
Contrariando la versión de la Policía Militar -que sostiene que sus agentes fueron víctimas de "ataques simultáneos" por parte de criminales-, los familiares afirman que la bala que alcanzó a Ágatha provino de la policía.
"No había enfrentamiento. Vivimos por la zona, si hubiera habido un ataque, lo sabríamos, sabemos cómo suenan los tiros dentro de la comunidad, lo habríamos escuchado. Simplemente se trató de una niña baleada. Pasó una moto y los policías dispararon contra la moto", pero por error "dispararon contra la kombi", dijo a periodistas una de sus tías, Daniele Lima Félix, de 24 años.
Daniele participó junto a otros jóvenes negros de la protesta frente a la Asamblea Legislativa de Río. De luto, recordaron el nombre de otros jóvenes asesinados y empuñaron pancartas con mensajes como "vidas negras importan", "paren de matarnos" y consignas contra el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel. Este aseguró más temprano que daría "prioridad" a la investigación del caso, pero culpó al narcotráfico y a los consumidores de drogas por la muerte de la niña.
"Quien está en el crimen organizado es terrorista. Son ellos quienes están apretando los gatillos. Quien fuma marihuana y compra estupefacientes ayudó a apretar ese gatillo", añadió el gobernador.
Witzel, un exjuez y ex fusilero naval defensor de una política de combate directo al crimen en las favelas, como Bolsonaro, lamentó la muerte de la niña pero aclaró que un caso aislado no puede ser usado para poner en jaque una política de seguridad pública que considera exitosa en Río ni para amenazar el proyecto de ley de combate a la delincuencia del líder ultraderechista.
Ágatha es la quinta niña muerta durante una acción policial desde que Witzel asumió el cargo el pasado 1 de enero, según cifras de Fogo Cruzado, una plataforma en línea que realiza un seguimiento de la cantidad de tiroteos en Río. En total, 16 niños han sido heridos o muertos. Por eso los manifestantes rechazan que la muerte de la niña se pueda considerar un hecho aislado.
Organismos de derechos humanos repudian la política de seguridad que se aplica, por considerar que privilegia los enfrentamientos armados contra delincuentes a costa de la vida de inocentes. Las muertes violentas en Brasil cayeron 10,4%, a 57.341 en 2018, respecto a 2017, según el último informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), que trabaja con datos oficiales. Sin embargo, el número de personas muertas en acciones policiales subió 19,6% en 2018, es decir 6.220 fallecidos, la mayoría jóvenes negros.