Los pasos hacia la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, luego de más de cinco décadas de hostilidades, han sido paulatinos: todo comenzó con el anuncio de Obama el 17 de diciembre sobre su intención de reabrir el diálogo entre Washington y La Habana, tomó vuelvo con la salida de Cuba de la lista de países patronizadores del terrorismo del Pentágono y se concretó cuando este lunes se izó la bandera de la estrella solitaria en el cielo de Washington, restableciendo oficialmente los nexos diplomáticos. 

Sin embargo, aún queda un traba importante, que es terminar con el embargo económico, comercial y financiero que pesa sobre la isla dese 1960. El fin del término del bloqueo es apoyado por el 72% de los estadounidenses, de acuerdo con una encuesta del Pew Research Center.

El dato más relevante de esa mayoría, es que el 59% de los republicanos está a favor de terminar con el embargo, un alza del 12% en comparación a seis meses atrás. Lo más interesante es que, de ese grupo, los republicanos conservadores fueron los que tuvieron el cambio más dramático hacia una mayor política de intercambio con Cuba, que aumentó en 15 puntos en seis meses, alcanzando una cómoda aprobación del 55%.

Pese a que los demócratas se muestran considerablemente más a favor del término del bloqueo -con un 82%- llama la atención que la mayoría de los republicanos apoye al Presidente Barack Obama en su llamado a terminar con el embargo.

Ese alza puede explicarse, además, porque el 72% de los estadounidenses considera que un levantamiento a las sanciones "permitirá a las empresas de Estados Unidos hacer negocios en Cuba" y viceversa. 

El jefe de la Casa Blanca ya ha sido explícito en su intención de dar este siguiente paso para la normalización de las relaciones. Pero la decisión escapa de sus manos. Ahora queda en poder del Congreso de Estados Unidos decidir si se levanta o no el embargo económico, financiera y comercial, una iniciativa que ya cuenta con la negativa de varios parlamentarios republicanos. 

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