La Iglesia Católica de Argentina aseguró que renunciará progresivamente a los aportes que recibe del estado, los cuales representan un 10% de su presupuesto anual. Además, solicitará más "solidaridad económica" a los fieles para compensar la pérdida.
La renuncia a los 130 millones de pesos anuales, con los que había contado hasta el momento, implicará más independencia de la iglesia frente al poder político, además, salda una deuda histórica con los críticos que buscan una separación de la iglesia y el estado desde la dictadura militar en ese país.
Cabe recordar la controversia en la que se encontró la institución por recibir presupuesto público y ser parte del debate por el aborto libre.
La medida fue anunciada en la Conferencia Episcopal Argentina, una reunión en la que participaron más de cien obispos, donde también se discutieron variados temas como el proyecto de reforma de la ley de educación sexual, entre otras cosas.
El comunicado oficial de la conferencia aseguró que se "aceptará el reemplazo gradual de los aportes del Estado (asignaciones a los obispados, becas para los seminaristas y parroquias de frontera), por alternativas basadas en la solidaridad de las comunidades y de los fieles, asumiendo el espíritu de las primeras comunidades cristianas que ponían lo suyo en común".
Además, se anunció la creación de una Comisión Episcopal para el sostenimiento de la misión evangelizadora de la Iglesia. Esta tendrá como objetivo trabajar en la creación de un fondo solidario y la continuidad del dialogo con el gobierno argentino.
Si bien no existe un motivo específico por el que la iglesia habría tomado esta decisión, la medida se ajustaría a los problemas económicos que enfrenta actualmente Argentina.