Los servicios municipales de varios distritos israelíes se vieron interrumpidos el lunes después de que el mayor sindicato del país convocara una huelga general para presionar al primer ministro Benjamin Netanyahu a fin de que aceptara un acuerdo para traer de vuelta a casa a los rehenes israelíes en Gaza.

El jefe del sindicato Histadrut, que representa a cientos de miles de trabajadores de la economía, convocó la huelga el domingo, después de que se recuperaran los cadáveres de seis rehenes en un túnel del sur de Gaza.

El regreso de los rehenes, muertos a tiros entre 48 y 72 horas antes de ser encontrados por las fuerzas israelíes, según estimaciones del Ministerio de Sanidad, provocó una profunda perturbación en Israel, que hizo que al menos medio millón de personas salieran el domingo a las calles de Jerusalén y Tel Aviv en señal de protesta.

El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, intentó que el Tribunal de Trabajo de Israel, que debía reunirse a media mañana, desestimara la convocatoria de huelga, pero numerosos sectores se vieron afectados por la convocatoria de huelga, respaldada por numerosos grupos patronales, incluidos los fabricantes y el sector de la alta tecnología.

Algunos de los servicios del aeropuerto Ben Gurion, principal centro de transporte aéreo de Israel, fueron suspendidos, aunque los vuelos entrantes seguían aterrizando. A su vez, los servicios de autobús y tren ligero en muchas zonas se cancelaron o funcionaban sólo parcialmente.

Los trabajadores del principal puerto comercial israelí, Haifa, también estaban en huelga.

Los hospitales funcionaban sólo parcialmente y los bancos no trabajaban, pero muchas empresas del sector privado estaban abiertas. Sin embargo, los empleadores permitían al personal sumarse a la huelga, por lo que muchos servicios se vieron interrumpidos.

Las huelgas se producen tras meses de protestas por parte de las familias de algunos de los rehenes y ponen de manifiesto las profundas divisiones que se han abierto en Israel en torno al enfoque de Netanyahu para garantizar un acuerdo de alto el fuego.

A pesar de las presiones de su propio ministro de Defensa, así como de altos generales y oficiales de inteligencia, Netanyahu ha insistido en mantener tropas israelíes en puntos clave de la Franja de Gaza tras cualquier alto el fuego.

Hamás ha rechazado cualquier presencia israelí y, a pesar de los esfuerzos de los diplomáticos egipcios y qataríes y de las repetidas visitas a la región de altos cargos estadounidenses instando a llegar a un acuerdo, no ha habido señales de avance en las conversaciones para detener los combates y traer a los rehenes a casa.

Hamás sigue reteniendo a 101 rehenes de los 253 capturados el pasado mes de octubre, cuando hombres armados arrasaron las comunidades israelíes de los alrededores de Gaza, matando a 1.200 israelíes y extranjeros, a lo que siguió un implacable ataque israelí que ha asolado Gaza y matado a más de 40.600 palestinos.

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