El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, aterrizó este miércoles en Australia, su país natal, donde espera comenzar una nueva vida después de alcanzar un acuerdo con la justicia de Estados Unidos que lo dejó en libertad a cambio de declarase culpable de revelar secretos de defensa.

Assange aterrizó de noche en Canberra, la capital australiana, en un jet privado, la etapa final de una larga batalla judicial de 14 años, los últimos cinco en una prisión de alta seguridad en el Reino Unido.

Al salir del avión levantó el puño, cruzó la pista para darle un abrazo a su esposa Stella y luego a su padre, ante la mirada de decenas de periodistas. Está prevista una conferencia de prensa a partir de las 11h15 GMT.

El australiano, acusado de espionaje, fue declarado el miércoles "hombre libre" por la justicia de Estados Unidos gracias a un acuerdo alcanzado tras casi 14 años de batalla judicial.

"Puede salir de esta sala del tribunal como un hombre libre", dijo la jueza Ramona V. Manglona al final de una audiencia rápida el miércoles en el tribunal federal de Estados Unidos en Saipán, en las Islas Marianas del Norte, un territorio estadounidense.

Sin embargo Assange no podrá viajar a Estados Unidos sin autorización, indicó el Departamento de Justicia en un comunicado.

Siguiendo el acuerdo, el ex-hacker de 52 años, acusado de haber publicado cientos de miles de documentos confidenciales estadounidenses en la década de 2010, se declaró culpable de obtener y divulgar información sobre defensa nacional.

"Alenté a mi fuente a proporcionar material clasificado" dijo Assange el miércoles en el tribunal, en referencia a la soldado estadounidense Chelsea Manning que filtró la información.

Assange, cansado pero visiblemente relajado, vestía traje negro y una corbata ocre, con el pelo engominado, indicaron periodistas de AFP en el lugar. Luego abandonó la sala, sin hacer ninguna declaración.

"Hoy es un día histórico. Pone fin a 14 años de batallas legales", incluidos siete años de encierro en la embajada de Ecuador en Londres, dijo una de sus abogadas, Jennifer Robinson.

 

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