A Jeremy Corbyn le tomó tres décadas llegar a liderar el Partido Laborista. Tras haber ganado las elecciones internas de su partido en 2015,  el político de 68 años tiene la oportunidad de convertirse en el nuevo Primer Ministro del Reino Unido luego de las votaciones de este jueves. 

Caracterizado con un discurso franco y con la  promesa de construir  "una sociedad en la que no se ignore a la gente que ha quedado al margen", Corbyn logró seducir a la población del país. De hecho, desde que ha estado al mando de su partido, más de 190.000 personas se han convertido en militantes de su sector. 

Según las encuentas, esto le ha servido para aumentar su popularidad y complicar la posibilidad a Theresa May, actual Primera Ministra, de mantenerse en Downing Street. 

Con una agenda impregnada de ideas progresistas ha declarado estar en contra de la austeridad presupuestaria y prometió luchar contra la desigualdad, impulsar la renacionalización de algunas industrias y aumentar los impuestos a los ricos.

Por otra parte, su vida se ha caracterizado por sus estrechos vínculos con Latinoamérica y en especial con Chile. 

Abstemio, vegetariano, ciclista aficionado y con un español fluido, su relación con nuestro país viene desde su vida amorosa hasta su ejercicio político, convirtiendo a la lucha contra Augusto Pinochet como uno de sus principales estandartes.

En 1989 Corbyn contrajo matrimonio con Claudia Bracchita, una exiliada chilena, sobrina de Oscar Soto, quien fue el cardiólogo del Presidente Salvador Allende. Juntos viajaron en varias ocasiones hasta Chile y tuvieron tres hijos.

Tras doce años de matrimonio, pusieron punto final a su relación. La marcada ideología de izquierda que motiva a Corbyn habría gatillado en parte la separación de la pareja. Según señala la prensa inglesa, el laborista habría insistido en que uno de sus hijos asistiera a un colegio público que tenía un rendimiento muy bajo. Algo que su esposa no estaba dispuesta a aceptar. 

Pero pese a esa ruptura, el vínculo entre Corbyn y Chile ya estaba establecido.

Durante esos años, el actual líder de la oposición británica, estrechó fuertes vínculos con políticos chilenos como los senadores Alejandro Navarro, Juan Pablo Letelier e Isabel Allende.

Como él mismo confirmó en una entrevista a LND, luego del golpe de Estado de 1973, trabajó “en la campaña de solidaridad con Chile", y como concejal en Londres Norte ayudó a las familias chilenas exiliados.

Durante el arresto de Pinochet, inició un grupo parlamentario informal desde Londres con sus contactos en Chile. Cuando esa comisión viajó para apoyar la campaña legal contra Pinochet, Corbyn los recibió a todos en su casa.

"Yo defendí con energía el proceso de extradición, y asistí a todas las audiencias judiciales y a las manifestaciones frente al Parlamento, así como a las que se hacían cada sábado frente a su residencia temporal en Reino Unido. Pero estaba al tanto de las presiones a las que estaba siendo sometido el gobierno británico para permitir su regreso, sobre la base de que la democracia chilena sería protegida si Pinochet volvía", apuntó.

Y en la Cámara de los Comunes se quejó ante el ministro Jack Straw por la liberación de Pinochet: "¿Acepta el ministro que mucha gente en este país y en el mundo tiene un sentimiento de vergüenza ante la noticia de que Pinochet acaba de abandonar el espacio aéreo británico y, por tanto, se halla libre de toda probable persecución penal en cualquier tribunal del mundo? ¿Puede explicar por qué el 5 de noviembre de 1999 ofreció a los abogados de Pinochet la confidencialidad del informe médico a cambio de que el general aceptara someterse exámenes?", señaló. 

Luego de eso, Corbyn regresó a Chile en 2000. En ese entonces lo hizo para presenciar el juicio de Pinochet por su responsabilidad en la Caravana de la Muerte.

En sus más de 30 años en política, Corbyn no ha perdido su esencia izquierdista. Con su ideología más rebelde ha logrado captar a una nueva generación de británicos y desilusionados con el discurso de los políticos tradicionales. 

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