AFP

A menos de seis meses de los Juegos de Rio de Janeiro, el gobierno apuesta al clima relativamente más frío de agosto y a la fumigación masiva para alejar los temores que despertó la epidemia.

"El gobierno está trabajando estrechamente con el movimiento olímpico internacional, con el comité organizador local y está apoyado por la OMS y la Organización Panamericana de la Salud para garantizar que tengamos un muy buen plan para frenar el vector, el mosquito", dijo Chan después de una reunión con la presidenta Dilma Rousseff en Brasilia.

Debemos "asegurar que la gente que venga a los Juegos, ya sea como turista, participante o atleta, tenga la máxima protección que necesite. Estoy confiada en que el gobierno lo conseguirá", añadió.

Brasil se ha convertido en el centro de una epidemia que los científicos vinculan a un aumento de los casos de microcefalia en bebés cuyas madres habrían contraído zika durante la gestación.

Los organizadores de los primeros Juegos de Sudamérica han dicho que "por ahora" no planifican aconsejar a las embarazadas que no viajen a Brasil, como han hecho algunos países y el propio jefe de gabinete de Rousseff, en medio de la emergencia sanitaria a nivel mundial que declaró la OMS.

"El virus zika es muy complicado, muy tenaz, muy difícil y también lo es el mosquito Aedes aegypti. Hemos aprendido lecciones del dengue y de los brotes de chicunguña en el pasado y debemos esperar que haya más casos, debemos esperar que sea una larga travesía", subrayó Chan.

 "Enemigo formidable" 

El brote de esta virosis poco conocida y su potencial relación con una enfermedad que deja secuelas irreversibles en el cerebro ha movilizado a la comunidad científica internacional, pero una vacuna no estaría lista antes de tres años.

Brasil confirmó 583 casos de bebés con microcefalia desde octubre, contra una media anual de 150, e investiga otros 4.107 recién nacidos con un cráneo más pequeño que lo normal, según los últimos datos del ministerio de Salud divulgados este martes.

El 97% de los casos se concentra en la pobre región del noreste de Brasil, adonde Chan viajará el miércoles para visitar a madres de bebés nacidos con la malformación.

Chan llamó "enemigo formidable" al Aedes aegypti, que también transmite el dengue y la chicunguña, y felicitó al gobierno y a la sociedad brasileña por su rápida respuesta ante la emergencia.

En este mes, más de 220.000 militares salieron a las calles a informar a la población sobre cómo combatir a los mosquitos y para aplicar larvicidas.

El virus, que ya se extendió a decenas de países, con epicentro en las Américas, afectó en Brasil a un millón y medio de personas, según estimaciones de las autoridades.

Parte de las dificultades que encierra controlar su rápida diseminación es que en un 80% de los casos la enfermedad es asintomática, y hasta recientemente era considerada apenas como causante de una fiebre moderada con dolor articular.

El gobierno brasileño asegura que el 70% de los criaderos de mosquitos Aedes aegypti están en hogares particulares.

"Les puedo decir, basado en lo que he visto y escuchado: el mosquito es difícil, pero no puede vencer a Brasil", zanjó Chan.

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