AFP
Italia se prepara para acoger a más de 8.000 migrantes, entre ellos numerosos menores no acompañados, rescatados esta semana en el mar Mediterráneo frente a las costas de Libia.
El sábado, un navío de los servicios guardacostas italianos desembarcó a más de 460 personas en Nápoles (sur), mientras el barco británico Enterprise, implicado en la operación europea contra traficantes de personas "Sophia", llegó a Catania (Sicilia) bajo los aplausos de los 625 migrantes a bordo.
Y el petrolero "Okyroe", requisado por los guardacostas italianos, debía llegar este domingo a Augusta (Sicilia) con 800 pasajeros.
Más largo será el viaje para los 840 migrantes del "Werra", barco alemán de la operación Sophia que llega el lunes a Messina (Sicilia); y aún más para los 510 a bordo del "Aquarius", fletado por las oenegés SOS Mediterráneo y Médicos sin Fronteras (MSF), que se dirige hacia Tarento, en el talón de la 'bota' italiana.
En lo que respecta a los 1.093 migrantes rescatados por el "Siem Pilot", un barco noruego implicado en el dispositivo de la agencia europea de control de fronteras Frontex, tuvieron que desviarse a la isla de Lampedusa para desembarcar este domingo a dos recién nacidos y a sus familias.
El más "joven" nació durante la noche, en un contenedor convertido en enfermería sobre el puente del barco. Era prematuro y no pesó más de 1,250 kg. "Hay siempre un riesgo en todos los embarazos, pero todo fue bien" declaró el médico Hans Christian Vik, de 31 años, a un equipo de la AFP embarcado en el navío.
Al ver la isla, los migrantes empezaron a prepararse para desembarcar. Pero tuvieron que volver a sus sitios: se los espera el lunes por la mañana en Palermo (Sicilia).
La generosidad como rutina
Para Italia, que ya ha visto desembarcar en sus costas a cerca de 150.000 migrantes este año y más de 500.000 desde el verano de 2013, estas llegadas masivas forman parte de la rutina. Cada una de las veces, los autobuses esperan a los migrantes, para repartirlos a lo largo de toda la península.
"Hay un gran movimiento de solidaridad. Policía, Caritas, Protección civil, todo el mundo está movilizado", asegura Raffaele Del Giudice, vicealcalde de Nápoles, interrogado por la televisión durante las llegadas de la mañana.
Pero la generalización de la identificación a las llegadas, y el cierre 'de facto' de las fronteras al norte, bloquean en Italia a miles de migrantes que esperaban proseguir su periplo hacia el norte de Europa.
Resultado: los centros de acogida albergaban esta semana a cerca de 165.000 personas, un 60% más que hace un año, y casi el triple que hace dos años. Y esto en condiciones difíciles ya que, debido a la lentitud de la administración italiana, muchos gestores de estos centros --a menudo antiguos hoteles o centros de ocio reacondicionados- no han recibido un céntimo desde hace varios meses.
Según el proyecto de presupuesto enviado el 15 de octubre por el gobierno italiano a Bruselas, Italia gastó 3.300 millones de euros en 2015 para hacer frente a la urgencia migratoria, y prevé entre 3.300 y 3.800 millones este año.
Un esfuerzo particular requerirán los menores no acompañados, generalmente adolescentes de 15 a 17 años: Italia ha acogido ya a 20.000 de ellos este año, hasta un 60% más que en los dos años anteriores.
La Cámara de diputados examina a partir del lunes un proyecto de ley para acogerlos mejor y asegurarse que ya no se fuguen de los centros de acogida. A menudo, huyen hacia países donde ya tienen familiares, pero se encuentran mientras tanto a merced de las redes criminales.
El texto, apoyado por un amplio espectro de la clase política, prevé integrarlos en la red de ayuda a los solicitantes de asilo y asignar a cada uno un tutor personal. De momento, esta función le corresponde al alcalde del municipio adonde llegan, pero no siempre éste tiene los medios para ejercerla.