Un misil balístico disparado por rebeldes de Yemen fue derribado este viernes al suroeste de Riad horas antes de la llegada a la capital saudita del presidente norteamericano Donald Trump.

Las unidades de defensa antiaérea "interceptaron sobre una zona despoblada" a 180 kilómetros al suroeste de la capital saudita "un misil balístico que había sido disparado por las milicias hutíes", indicó en un comunicado la coalición encabezada por Arabia Saudita.

Trump era esperado el sábado en Riad para dos días de reuniones con dirigentes de la región, primera etapa de una gira por Medio Oriente y Europa.

Se trata de la primera salida al exterior desde su llegada a la Casa Blanca, una gira por cinco países y gran variedad de entrevistas bilaterales, desde el rey saudita Salmán al papa Francisco, pasando por el nuevo mandatario francés Emmanuel Macron. 

En Riad, Trump intentará marcar un contraste con su predecesor Barack Obama, quien despertó la desconfianza de las monarquías sunitas del Golfo.

El misil interceptado horas antes de su llegada a bordo del Air Force One - en el que también viajan su esposa Melania y su hija Ivanka - fue el ataque de mayor alcance en distancia intentado por los rebeldes chiítas hutíes y sus aliados, exmiembros de las fuerzas de seguridad yemeníes cercanos al expresidente Ali Abdalá Saleh.

Contratos de armas millonarios 

Desde que iniciaron hace dos años su ofensiva contra el reino sunita, los rebeldes chiítas habían realizado algunos ataques con misiles balísticos y disparos frecuentes de proyectiles de menor entidad hacia la frontera sur, en respuesta a bombardeos aéreos de la coalición liderada por Arabia Saudita y aliada del presidente yemení Abd Rabo Mansur Hadi.

El canal de televisión Al-Masirah controlado por los hutíes tuiteó que los rebeldes "lanzaron un misil balístico Volcano-2 contra la capital de Arabia Saudita". En otros tuits, señala que el disparo coincide con bombardeos de la coalición contra la capital yemení Saná.

Dos años después de la intervención árabe, unas 8.000 personas murieron en el conflicto en Yemen, en su mayoría civiles, y 45.000 resultaron  heridas. 

Las líneas de frente no se movieron de manera significativa desde que la coalición recuperara las cinco provincias del sur en 2015.

Los bombardeos de la coalición continúan casi a diario. El país sufre la peor crisis humanitaria del mundo, según la ONU que alerta sobre todo de un riesgo de hambruna.

Arabia Saudita, dotada de las Fuerzas Armadas mejor equipadas de Oriente Medio después de las de Israel, se dispone a concretar con Trump nuevos contratos de compra de armas por más de 100.000 millones de dólares. 

El reino sunita, uno de los principales compradores de armas del mundo, es también uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en la región, frente a Irán y contra el grupo Estado Islámico (EI) en Siria e Irak.

Según el secretario norteamericano de Defensa Jim Mattis, Trump ordenó al Pentágono que "aniquilara" al EI para evitar que combatientes extranjeros regresen a sus países.

La iniciativa para matar a tantos yihadistas como sea posible en el terreno -en lugar de dejarlos abandonar una ciudad y perseguirlos cuando huyen- refleja la creciente urgencia por evitar que combatientes con experiencia militar e ideología regresen a las capitales europeas y otras áreas.

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