Tiene casi la misma altura que la famosa estatua que domina Río de Janeiro y también parece abrazar la ciudad a sus pies.
Sin embargo, el bautizado como Cristo del Pacífico luce desolado.
Apenas recibe visitantes y su base fue recientemente pintada de blanco para cubrir varios grafitis con frases como "No robarás", "Alan culpable" y "Odebrecht fuera del país".
Y es esta última sentencia la que revela el origen de su calvario.
Donación de Odebrecht
La gigantesca copia del Cristo Redentor, que se levanta en un cerro desértico al extremo sur de la bahía de Lima, fue "donada" por la empresa brasileña en 2011 y aceptada con alegría.
La población veía en ella la bendición de un nuevo atractivo turístico para la ciudad.
Sin embargo, esa multiplicación de panes y peces nunca llegó, como sí llegaron las revelaciones de los US$29 millones en sobornos pagados por Odebrecht a autoridades peruanas entre 2005 y 2014 para ganar licitaciones públicas.
Para muchos, la estatua pasó de ser una imagen religiosa a un monumento a la corrupción.
Y en un país de mayoría católica, lo que empezó como un comentario a media voz en redes sociales, se ha convertido hoy en un debate público:
¿Deberían conservarla, devolverla o derrumbarla?
El Cristo solitario
"Vengo sólo dos veces al mes", le cuenta a BBC Mundo el guía de turistas Toribio Ferrer luego de zarandear a un puñado de australianos en su camioneta a través de un sendero sin asfaltar.
Los visitantes se muestran más impresionados por el panorama de la ciudad que por la estatua.
"Normalmente las agencias de turismo no incluyen el Cristo", dice Ferrer.
Y es verdad. El monumento es apenas visitado por unos pocos curiosos y algunos deportistas que lo usan como lugar de descanso luego de subir la cuesta.
"Es un despropósito. Esa estatua debe de ser retirada", dice el congresista peruano Marco Arana a BBC Mundo.
La posición de Arana tiene un valor particular: Antes de ser elegido, él mismo era un sacerdote católico en la empobrecida región andina de Cajamarca.
"Es una imagen religiosa que ha sido utilizada para lavarle el rostro a una empresa corrupta", agrega.
Y es mucho lo que hay que lavar.
El escándalo de los sobornos de Odebrecht generó investigaciones sobre la gestión de los tres últimos presidentes del país: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.
El mismo Toledo se encuentra prófugo por este caso y el actual gobierno ofrece una recompensa de US$30 mil a quien ayude a capturarlo.
"Es una majadería querer devolver la imagen", señala, sin embargo, a BBC Mundo el legislador Jorge del Castillo en defensa de la estatua.
"Con ese argumento (de la corrupción) deberíamos también remover la carretera interoceánica por la que se pagó un soborno", replica.
Del Castillo fue Presidente del Consejo de Ministros durante el gobierno de Alan García (2006-2011) al final de cuya gestión fue levantado el monumento.
"El Cristo del Pacífico es una donación a la ciudad y en eso no hay ninguna corrupción", asegura.
¿Y cuál fue el motivo del regalo?
La "estrategia" de Odebrecht
El Cristo del Pacífico navegó desde el Atlántico. Fue diseñado por el artista brasileño Tatti Moreno en la ciudad de Salvador de Bahía y embarcado en piezas hacia el Callao.
Los representantes de Odebrecht informaron que el costo de la donación superó los US$800 mil mientras que el entonces presidente García dijo que colaboró con US$30 mil de sus ahorros.
En junio de 2011, días antes de terminar su gobierno, lo inauguró en medio de un espectáculo de fuegos artificiales junto a representantes de la empresa y de la iglesia.
"No es casual que Odebrecht colocara esta imagen. Había una intención de santificar las cosas", señala Walter Albán, director de Proética, el capítulo peruano de Transparencia Internacional.
"Es parte de su estrategia la de donar dinero para diversas causas. Así crean un tejido social de apoyo como un primer frente de protección para evitar investigaciones", explica a BBC Mundo.
Hoy, a la réplica limeña del Cristo de Corcovado muchos prefieren llamarla "el Cristo de lo robado".
La posición de la Iglesia
Hay dos instituciones cuya opinión es fundamental para resolver este debate mundano: La municipalidad de Chorrillos, distrito en donde se encuentra la imagen, y la Iglesia Católica.
"Nosotros fuimos a la entrega de la estatua por educación, porque nos invitaron, pero no pertenece a la iglesia", aclara monseñor Salvador Piñeiro, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
"Sin embargo, el tema (si debería conservarse o retirarse) sí lo vamos a debatir entre los obispos para dar una posición", señala a BBC Mundo.
La municipalidad de Chorrillos, pese a nuestra insistencia, aún no ha hecho ningún pronunciamiento.
"¿Para qué vamos a devolver la estatua que es como darle más plata a Odebrecht?", se pregunta el guía de turistas Toribio Ferrer al pie del Cristo del Pacífico.
El grupo de australianos ya lo espera en la camioneta con ganas de partir.
"Yo creo que podrían dejarla aquí y que los condenados por corruptos vengan a limpiarla como castigo", sentencia antes comenzar el retorno.
La de Ferrer es una propuesta más en una discusión que acaba de iniciarse.
Y para el monumento entregado por Odebrecht, el resultado de este juicio será el que determine su salvación o condena.