Fuertes lluvias y ráfagas de viento golpearon este jueves al estado de Florida en el sur de Estados Unidos, donde los habitantes se preparan para la llegada del "extremadamente peligroso" huracán Helene, que amenaza con provocar hasta seis metros de marea oceánica mortal.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Miami informó que la tormenta, que se desplaza a gran velocidad, se fortaleció a categoría 4 el jueves por la noche, un fenómeno "extremadamente peligroso".
"Un avión cazahuracanes de la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica) que está investigando Helene descubrió recientemente que los vientos máximos sostenidos han aumentado a 215 km/h" en las cálidas aguas del Golfo de México, agregó el NHC.
El NHC espera que Helene toque tierra en la costa de Big Bend de Florida, o cerca de allí, alrededor de las 23H00 locales (03H00 GM).
Antes, el centro de huracanes no había escatimado palabras para advertir sobre esta tormenta: "TODA la costa del Big Bend de Florida está en riesgo de marejada ciclónica potencialmente catastrófica".
Los aeropuertos de Tampa y Tallahassee ya cerraron y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, instó a los residentes a apresurar los preparativos finales antes de la llegada de la tormenta.
Unos 125.000 viviendas y negocios estuvieron sin electricidad.
"Esperamos una inundación por marejada ciclónica de entre 4,5 y 6 metros sobre el nivel del suelo", alertó el director del NHC, Mike Brennan.
"Eso es hasta la parte superior del segundo piso de un edificio. De nuevo, en esta parte de la costa de Florida se va a producir un escenario nunca antes visto". Las olas "pueden destruir casas, mover coches, y el nivel del agua va a subir muy rápidamente", advirtió Brennan.
"Me voy a refugiar"
A pesar de las previsiones, Patrick Riickert se negó a evacuar su pequeña casa de madera en Crawfordville, una ciudad de 5.000 habitantes a medio camino entre Tallahassee y la costa, que seguramente sea arrasada por Helene.
La mayoría de los habitantes se han ido, pero él, su mujer y sus cinco nietos "no van a ir a ninguna parte", dijo a la AFP el hombre de 58 años. "Me voy a refugiar" y aguantar el huracán, aseguró. Así lo hizo en 2018 cuando el mortal huracán Michael, una megatormenta de categoría 5, azotó la zona noroeste de Florida. "Confío en mi fe en que Dios me mantendrá a salvo", añadió.
En el pueblo costero de Alligator Point, David Wesolowski no se arriesga ante el paso del huracán. "Si se mantiene en curso, esto va a lucir muy diferente después", dijo antes de llevar a su familia a un terreno más elevado en Tallahassee.
El NHC advirtió de hasta 51 centímetros de lluvia en puntos aislados del interior, e inundaciones potencialmente mortales, así como "numerosos" deslizamientos de tierra, en el sur de los Apalaches.
Varios estados están en la ruta potencial y ya estaban siendo azotados por fuertes vientos y lluvias intensas. Las inundaciones en las ciudades alrededor de la bahía de Tampa dejaron las carreteras intransitables, según mostraron los medios locales.
El riesgo de tornados estaba aumentando en el norte de Florida, Georgia y las Carolinas.
La mayor parte de Georgia, que al igual que Florida se encuentra bajo estado de emergencia, fue puesta en alerta por inundaciones, mientras que Tennessee se preparó para condiciones de tormenta tropical en todo el estado.