En Hungría entró en vigor una ley más restrictiva con los solicitantes de asilo, que ha sido muy criticada a nivel internacional.
De acuerdo con la nueva normativa húngara, los solicitantes de asilo a partir de ahora serán retenidos en dos campamentos de viviendas-contenedores junto a la frontera, medida que se aplicará también a menores de entre 14 y 18 años. En estas llamadas zonas "de tránsito” es donde deben presentar sus solicitudes.
La ley fue aprobada a principios de mes en el Parlamento, gracias a la mayoría absoluta del partido del Gobierno, el conservador Fidesz, con el apoyo del ultranacionalista y xenófobo Jobbik.
Naciones Unidas, a través de sus agencias de refugiados, Acnur, y de protección de la infancia, Unicef, ha criticado esta legislación. Según los juristas, detener de forma sistemática a los solicitantes de asilo infringe la legislación internacional. La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) pidió en un comunicado la intervención de las instituciones europeas. "La Comisión Europea ha sido vacilante en lo que se refiere a pedir cuentas a Hungría por su actuación con los que buscan asilo", señaló. Eso ha conducido a que otros países copien "la actuación de Hungría”.
Inversión adicional
"La meta del endurecimiento de la ley es que los inmigrantes cuya situación no está clara no puedan moverse libremente por el territorio del país y de la Unión Europea (UE), para disminuir el riesgo de seguridad que causa la inmigración", recordó recientemente el Ministerio de Interior húngaro en un comunicado.
El Gobierno ha anunciado que invertirá 123 millones de euros en ampliar las "zonas de tránsito" y en una segunda valla antirefugiados en la frontera con Serbia, donde ya instaló una alambrada en septiembre de 2015, cuando cientos de miles de refugiados cruzaban Hungría camino de países más ricos, como Alemania o Suecia.