AFP
Hungría cerró este lunes el principal paso fronterizo con Serbia, por donde ingresaban al país miles de migrantes, ahondando el drama migratorio que sufre la Unión Europea (UE) que fue incapaz de ponerse de acuerdo para distribuir a las decenas de miles de refugiados que cada día llegan al bloque.
Austria y Eslovaquia se sumaron además a la iniciativa de Alemania de restablecer los controles fronterizos, suspendiendo así el espacio de libre circulación de Schengen, vigente desde hace veinte años.
En la frontera austro-alemana los embotellamientos atascaron los pasos fronterizos en tanto los refugiados que buscaban llegar a la UE quedaron del otro lado de la frontera, en Serbia.
En Bruselas, la oposición de varios países del este europeo impidió alcanzar un acuerdo para distribuir por cuotas en la UE a 120.000 refugiados en dos años, que huyen de la guerra en Siria o del régimen dictatorial de Isayas Aferworki en Eritrea.
Controles fronterizos
Mientras que Hungría terminaba este lunes una valla de 175 km de longitud para impedir la llegada de migrantes desde Serbia, las autoridades cerraron el principal paso fronterizo con ese país, el de Roszke, por donde ingresaban miles de migrantes cada día.
La medida tuvo lugar la víspera de que entre en vigor una nueva legislación destinada a hacer infranqueable para los migrantes su frontera con Serbia.
Unos 200.000 migrantes llegaron a Hungría este año, de los cuales 5.809 únicamente el domingo y 5.353 el lunes antes del mediodía, según las estadísticas oficiales húngaras.
La casi totalidad de los migrantes intentan llegar a Europa occidental, en particular a Alemania, que flexibilizó las condiciones de ingreso a su país para los sirios en el mes de agosto y que el domingo anunció el restablecimiento de los controles en sus fronteras.
A Múnich desde el 31 de agosto llegaron en tren 63.000 migrantes.
La crisis migratoria, la más grave en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ha desbordado a Alemania en las últimas semanas y el vicecanciller Sigmar Gabriel afirmó que este año no llegarán 800.000 personas, como se creía, sino un millón.
Austria y Eslovaquia anunciaron a su vez este lunes que restablecían los controles en sus fronteras.
Viena también decidió desplegar militares en su frontera con Hungría, en donde el flujo de migrantes alcanzó proporciones sin precedentes.
Cizaña en la UE
Estas decisiones, que se traducen en la práctica por una excepción al espacio de libre circulación de Schengen, vigente desde 1995, pusieron bajo presión una reunión extraordinaria de los ministros del Interior de la UE en Bruselas.
Reunidos en Bruselas, los ministros discutieron las propuestas de la Comisión Europea de recibir a decenas de miles refugiados para ayudar a Italia, Grecia y ahora a Hungría, desbordados por el flujo de migrantes.
Pero luego de siete horas de discusiones, los ministros del Interior no lograron un acuerdo unánime sobre el plan presentado por la Comisión Europea para el reparto de los 120.000 refugiados.
"No todos [los países] están a bordo", dijo el ministro luxemburgués, Jean Asselborn, a la prensa, agregando sin embargo que "una gran mayoría" está a favor y que el tema será decidido en la próxima reunión de ministros del 8 de octubre.
"Para nuestra propuesta de 120.000 no alcanzamos el acuerdo que buscábamos", dijo por su parte el comisario europeo para la inmigración, Dimitris Avramopoulos.
La propuesta de la Comisión de la semana pasada, que supone un reparto por cuotas por país, fue fríamente recibida por varios países del este.
Fuentes europeas indicaron que República Checa, Eslovaquia, Rumania, Hungría y Polonia se opusieron a participar en el plan de los 120.000 refugiados.
La presidencia del Consejo Europeo, que ocupa actualmente Luxemburgo, apuntaba a alcanzar la unanimidad en apoyo al plan de la Comisión. Sin ella, ni un acuerdo, se encaminan hacia una votación a la mayoría calificada en la próxima reunión de los ministros de Interior, el 8 de octubre.
La ministra portuguesa, Anabela Rodrigues, aseguró a la prensa que tienen "una base suficientemente clara e importante para adoptar un texto en octubre a la mayoría calificada".
Su colega español, Jorge Fernández Díaz, reconoció que en el "ambiente" de la reunión estuvo presente que un fracaso no era "un mensaje positivo" para la opinión pública.
El ministro alemán, Thomas de Maizière, expresó "amargura" durante la reunión por haber reclamado a la presidencia, dijo, activar el mecanismo de voto por mayoría ya que "no fue posible obtener la unanimidad".
Los ministros aceptaron sin embargo encauzar la primera propuesta de la Comisión del mes de mayo, que aceptaron en julio, para el reparto de 40.000 solicitantes de asilo que lleguen a Grecia e Italia en los próximos dos años, según las cuotas propuestas por la Comisión.
Italia y Grecia aceptaron la puesta en marcha en sus fronteras de "hotspots", centros de acogida para registrar a los inmigrantes a su llegada a Europa y distinguir entre candidatos a refugiados e inmigrantes ilegales.
La oenegé Amnistía Internacional lamentó que "los representantes de la UE hayan fracasado lamentablemente una vez más para (...) responder a la crisis", y estimó que es necesario "volver a pensar completamente el tratamiento del asilo en la UE, no poner nuevas barreras y tener más peloteras sobre las cuotas".
Gran Bretaña, que no forma parte del espacio Schengen, designó a un responsable especial para los 20.000 sirios que el gobierno se ha comprometido a acoger en los próximos cinco años.