Después de que un policía resultó herido en una pantorrilla el domingo por una flecha lanzada por un manifestante, la policía advirtió que recurrirá a "balas reales", por primera vez desde el inicio de las protestas el pasado junio, que en los últimos días han alcanzado cotas de violencia inauditas.
Las protestas han erosionado este centro financiero, donde la mayoría de los 7,5 millones de habitantes han manifestado su ira por la erosión de las libertades bajo la bota china.
El presidente chino, Xi Jinping, lanzó la más clara advertencia hasta ahora, afirmando que la protesta amenaza el principio de "un país, dos sistemas" que se estableció tras la transferencia de la soberanía de la excolonia británica a Pekín.
Tras advertir repetidamente que no tolerará la disidencia, existe el temor creciente de que Pekín envíe tropas para aplastar las protestas.
Varias explosiones se oyeron a primeras horas del lunes antes de que un muro de fuego iluminara la entrada de la Universidad Politécnica (PolyU) para impedir el avance de la policía, comprobaron reporteros de la AFP.
"Necesidad de una base"
El domingo por la noche, centenares manifestantes se atrincheraron en la PolyU, en Kowloon, donde encendieron enormes fogatas para impedir la entrada de la policía y mantener el bloqueo de un túnel de acceso a la isla de Hong Kong, cerrado desde el martes.
La policía decretó zona de "conflicto" a este sector, amenazando con destruir las barricadas erigidas por los manifestantes.
En la mañana, partidarios del gobierno de Pekín se habían congregado para retirar las barricadas que bloquean la entrada al túnel, pero manifestantes intervinieron para impedirlo, empezando los primeros encontronazos con la policía.
Al final de la tarde, la policía que trataba de recuperar el control de un puente peatonal de acceso al túnel fue recibida con una salva de cócteles molotov que causaron incendios, quemando el puente y un vehículo blindado.
En Kowloon, militantes ocultos detrás de paraguas lanzaron explosivos contra la policía que respondió con gases lacrimógenos.
Con anterioridad, los militantes obligaron a retroceder a la policía lanzando piedras con catapulta desde el tejado de la Universidad.
Periodistas de la AFP vieron en un tejado un destacamento de arqueros con arcos de competición.
La policía, que denunció el uso de "armas letales", difundió fotos mostrando a un agente herido con una flecha en una pantorrilla.
"Luchar hasta la muerte"
Los manifestantes trataban de mantener la universidad como base para lanzar nuevas acciones el lunes. Necesitamos "una base para guardar nuestro material y descansar la noche, antes de la batalla del día siguiente",explicó Kason, un estudiante.
Owen Li, miembro del Consejo de PolyU y estudiante, indicó que el pánico había cundido entre centenares ocupantes del campus. "Muchos amigos se sienten impotentes. Instamos a toda la sociedad a que salga a ayudarnos", declaró.
"Tengo miedo. No hay salida, lo que puedo hacer es luchar hasta la muerte", agregó.
Los manifestantes quiere proseguir este lunes los bloqueos para "estrangular la economía" de uno de los principales centros financieros del planeta.
La determinación de los manifestantes se ha topado con la intransigencia de las autoridades, generando una espiral de violencia de consecuencias imprevisibles.
El sábado, soldados del ejército popular de liberación (APL) salieron brevemente de los barracones para ayudar a la limpieza de las calles, algo muy raro ya que el ejército chino suele tener un perfil bajo en Hong Kong.
Sin embargo, es altamente simbólico ya que una de las reivindicaciones de los manifestantes es precisamente acabar con la injerencia china en los asuntos de la isla.
Dos personas han muerto desde principios de mes, mientras la plaza financiera está sumida en la recesión.
La víspera, la autoridad aeroportuaria local anunció una caída del tráfico del 13% en octubre respecto a octubre de 2018, con un total de 5,4 millones de pasajeros.