El pasado viernes 13 de noviembre la sociedad francesa vivió el atentado terrorista más grande que se recuerde en ese país cuando una serie de ataques coordinados en París por el Estado Islámico dejaron 130 muertos.

A dos semanas del hecho, el Presidente François Hollande lideró un homenaje oficial a las víctimas de los atentados en el que también participó el ex mandatario Nicolás Sarkozy.

Ese día, dijo Hollande, se intentó "enterrar la alegría en el estruendo de sus bombas", pero la respuesta del pueblo francés a los ataques será "con más canciones" y yendo a "los conciertos" y "los estadios" en una alusión clara al salón de espectáculos Bataclan y al Stade de France, principales foco del ataque.

Sobre las víctimas manifestó que "los que cayeron el 13 de noviembre encarnaban nuestros valores, y nuestro deber, más que nunca, es hacerlos vivir. No cederemos ni al miedo ni al odio".

Además, Hollande prometió "solemnemente" destruir al Estado Islámico, grupo que él describió como un "ejército de fanáticos".

Por otro lado, señaló que la "horda de asesinos" actuó "en nombre de una causa demente y de un Dios traicionado".

 

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