Luis Enrique Martinelli Linares, hijo del expresidente panameño Ricardo Martinelli, llegó este lunes a Nueva York tras ser extraditado desde Guatemala para ser juzgado por lavado de dinero obtenido de la trama de corrupción que erigió la constructora brasileña Odebrecht en Latinoamérica.
El hombre de 39 años comparecerá este martes ante la jueza Marcia M.Henry, en el tribunal federal de Brooklyn.
La justicia estadounidense acusa a Luis Enrique Martinelli y a su hermano Ricardo Alberto, de 42 años, de recibir en torno a 28 millones de dólares de la empresa brasileña, de los que unos 19 millones transitaron por cuentas estadounidenses antes de acabar en otras principalmente en Suiza.
"La extradición de Luis Martinelli Linares (...) es un paso significativo para que responda por las acusaciones de blanquear millones de dólares de sobornos a través de cuentas bancarias en Nueva York y otras partes", dijo el fiscal Breon Peace en un comunicado.
"Combatir los sobornos y el lavado de dinero mediante la extradición y juicio de actores extranjeros corruptos como Martinelli es una prioridad del Departamento de Justicia", dice el fiscal para quien la extradición del panameño muestra el "compromiso del departamento para trabajar con nuestros socios internacionales para perseguir, capturar y extraditar a aquellos que usan el sistema financiero de Estados Unidos para proseguir sus esquemas corruptos y blanquear fondos ilícitos".
Los hermanos Martinelli fueron detenidos el 6 de julio de 2020 en el aeropuerto internacional de Guatemala cuando hacían escala en un vuelo privado que pretendía llevarlos a Panamá.
La justicia estadounidense los acusó el 4 de febrero de este año de cinco cargos, entre ellos el de conspirar para lavar dinero y ocultar la operación.
"Mis hijos Luis Enrique y Ricardo Alberto renunciaron a todos los recursos ya presentados, para acogerse voluntariamente a la extradición pasiva y ser entregados al Departamento de Justicia" de Estados Unidos, dijo en Twitter el expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014).
Ricardo Martinelli, que desempeñó altos cargos en el gobierno de su padre durante 2009 y 2014, viajó varias veces a Estados Unidos, según la justicia estadounidense.
El 21 de diciembre de 2016, Odebrecht se declaró culpable ante el mismo tribunal que juzgará a los hermanos Martinelli de haber distribuido más de 700 millones de dólares en sobornos a responsables gubernamentales, funcionarios y partidos políticos sobre todo de América Latina para conseguir y retener obras de infraestructuras principalmente.
El holding brasileño extendía sus tentáculos en la industria, ingeniería, construcción, infraestructuras, energía, químicos, servicios y sector inmobiliario.
El proceso
Vestido con una chaqueta negra, pantalones vaqueros, mascarilla y anteojos oscuros, el panameño abandonó la prisión militar Mariscal Zavala de Ciudad de Guatemala este mismo lunes y fue entregado a personal del Cuerpo de Alguaciles de Estados Unidos (US Marshall), brazo ejecutivo de los tribunales federales, quienes lo trasladaron en calidad de detenido a territorio estadounidense.
La extradición de Luis Enrique Martinelli fue aprobada por un tribunal guatemalteco en mayo pasado al agotarse el proceso legal al que tenía derecho, según el vocero del Sistema Penitenciario, Luis Escobar.
La de su hermano, Ricardo, también preso en la misma cárcel guatemalteca, fue autorizada la semana pasada y podría tardar en concretarse algunos días más, según las autoridades. Ambos casos fueron abordados por tribunales distintos.
Panamá también reclamaba a los hermanos Martinelli por un escándalo de corrupción igualmente relacionado con sobornos a cambio de obras, conocido como "Blue Apple", pero la ley guatemalteca establece que la prioridad la tiene el Estado que haga primero la solicitud, en este caso Estados Unidos, según la fiscalía local.
Además, Guatemala y Panamá no cuentan con un tratado de extradición, por lo que las autoridades panameñas tendrán que hacer el pedido a la justicia estadounidense.
Los hermanos fueron electos como diputados suplentes al Parlamento Centroamericano, con sede en Guatemala, pero el ente descartó juramentarlos, en medio de reclamos.