Relamiéndose los labios imperiosamente, un gato atigrado apura hasta la última miga de su comida que quedó entre su rizado bigote. No parece que haga ascos al inusual ingrediente de su cena: crisálida de gusanos de seda.
Los 15 felinos residentes en el café para Mao Thai Thai de Taiwán figuran entre el cuerpo de catadores voluntarios que prueban un nuevo alimento para estas mascotas desarrollada por expertos en gusanos de seda.
Además de hacer uso de lo que antes apenas era un complemento a la producción de seda, los científicos aseguran que este alimento elimina las bacterias intestinales dañinas y, en consecuencia, reduce el olor asociado a los animales.
"Tienen más energía y unas heces menos apestosas, que es más de lo que esperaba", dice la propietaria del café, Rosa Su.
La comida viene con aromas habituales para los animales como atún, ternera o pescado, pero su principal componente proteínico de este paté rosáceo es este insecto.
A los gatos de Su no les molesta, remoloneando alrededor suyo, impacientes por la comida.
El equipo de investigación asegura que las sensaciones del resto de propietarios implicados en la prueba también fue positiva.
Más que tejidos
En la estación de investigación agrícola Miaoli, la institución con más de un siglo de historia donde se creó este alimento, cientos de gusanos de seda se retuercen en bandejas mientras devoran hojas de morera.
Las instalaciones albergan 136 diferentes tipos de gusanos de cera de todo el mundo.
La crisálida es el estadio intermedio en su ciclo de vida, en plena metamorfosis de larva a adulto.
"Cuando vemos gusanos de seda, pensamos en tejidos de seda", dice la investigadora Liao Chiu-hsun a AFP, mientras recorta la parte superior de un capullo para extraer una larva marrón.
"Pero estos insectos altamente domesticados tienen mucho más que ofrecer", añade.
Las larvas son ricas en proteínas, grasa y minerales, pero el equipo de Miaoli también ha desarrollado una técnica para reforzar su contenido en proteínas inmunes que maten las bacterias dañinas.
Estresar a los gusanos y hacerles creer que están en peligro multiplica la producción de estas proteínas en el capullo, que posteriormente se convierte en comida para gatos.
Un nuevo futuro
Este innovador uso de lo que antes era un producto residual puede ofrecer un nuevo futuro para los últimos criadores de gusanos de seda de Taiwán.
Antes se contaban por centenares pero, actualmente, solo quedan dos en activo.
Hsu Wei-chun, un criador de tercera generación de 30 años, asegura que ya no era rentable cultivar estos insectos solo para telas.
Las hojas de morera ya se usan para hacer té, por ejemplo. Y los capullos pueden tener fines cosméticos.
"Nuestra competitividad viene de la capacidad de usar todo", explica Hsu. "Sacamos un uso a cada cosa para reducir los costes", añade.
El mercado de comida de mascotas de Taiwán presenta una lucrativa oportunidad puesto que la propiedad de animales está en auge y el negocio a su alrededor se estima en más de 1.000 millones de dólares.
Una lata de comida de gusano de seda para gatos se vende a 68 nuevos dólares tailandeses (USD 2,43), poco más que el precio de una lata convencional.
"Aunque sea un poco más caro (...), creo que el nivel de aceptación para comida enlatada sostenible es bastante alta en Taiwán", dice Lee Wei-ting, jefa de departamento de Creatividad Cultural y Márketing Digital en la Universidad Unida Nacional.
Tiendas de mascotas en Corea del Sur, Japón, Tailandia y Estados Unidos ya mostraron interés en el producto.
La consejero delegada de la empresa que empezó a producir en masa este nuevo alimento hace un mes asegura que la respuesta fue abrumadora.
"Tengo la sensación que los propietarios de mascotas actuales están más centrados en los ingredientes", dice Eva Liu.
"Usamos el crowdfunding al principio como preventas. En el primer día, en 24 horas, conseguimos nuestro objetivo preliminar", explica.