Giannis Sariannidis, un comerciante de 37 años de la ciudad griega de Salónica, no cree en la pandemia del covid-19 y está furioso con las reglas del gobierno.

Y como muchos negacionistas de su país, está decidido a rechazar, a cualquier coste, las normas sobre el uso de máscarillas y la realización de pruebas sanitarias.

"No hay pandemia", aseguró por teléfono a AFP, tras calificar las restricciones gubernamentales de "genocidio".

"Dejé de enviar a mi hijo a la escuela porque le exigen usar mascarilla y hacerse una prueba" de covid, indicó.

Actualmente en Grecia no se aplican vacunas a menores de 12 años, por lo que los niños de escuela deben realizar tests dos veces por semana y las mascarillas son obligatorias.

En octubre, Sariannidis fue detenido después de causar un tumulto en la escuela de su hijo de ocho años debido a las reglas sanitarias.

Fue sentenciado a 15 meses de prisión con una suspensión de pena durante tres años. 

En la corte dijo a los jueces que no tenían jurisdicción para juzgarlo y que no reconocía su autoridad.

"No tenemos nada que temer, es un derecho inalienable de cada ciudadano de la tierra ser libre. La riqueza y el territorio nos pertenecen", asegura Sariannidis.

Grecia registró el lunes más de 5.400 nuevos casos de covid-19, el más alto hasta ahora. Más de 16.000 personas han muerto por causas ligadas al virus.

Los observadores señalan que el movimiento antivacunas es más fuerte en el norte de Grecia, donde hay una fuerte presencia de nacionalistas fervientes y religiosos de línea dura sensibles a las teorías conspirativas.

Menos de la mitad de las 3,1 millones de personas radicadas en esta parte del país está vacunada, proporción por debajo del promedio nacional.

Pruebas "cancerígenas" 

"El padre de un alumno se negó a que su hijo se realizara la prueba porque, según dijo, el hisopo contenía cancerígenos", contó Ioanna, una profesora de colegio en el norte de Grecia.

"Amenazó con demandarnos por torturar a su hijo y la policía tuvo que intervenir", agregó.

Un fiscal local debió ordenar que una niña de 14 años con síntomas severos de covid-19 fuera llevada a un hospital de Salónica, en contra de la voluntad de sus padres.

Y cada vez más pacientes sin vacuna se niegan a ser entubados.

"Casi a diario vemos casos de pacientes que se niegan a ser entubados. Nos acusan de ponerlos deliberadamente en riesgo de infecciones hospitalarias porque los queremos muertos", indicó Nikos Kapravelos, director de una unidad de cuidados intensivos del Hospital Papanikolaou de Salónica.

La Iglesia Ortodoxa Griega, de gran influencia en áreas rurales, ha motivado a sus fieles a vacunarse y seguir las normas sanitarias.

Pero como los obispos de la iglesia están divididos sobre el tema, los clérigos locales actúan a su propio criterio.

La televisora estatal ERT informó el martes que unos monjes le pidieron a los peregrinos que se quitaran la mascarilla antes de ingresar al monasterio.

Té de hierbas y Dios 

En los últimos meses se realizaron varias manifestaciones contra las restricciones por el covid en Atenas y Salónica, en algunos casos con choques con la policía antimotines.

"Es todo mentira. La evidencia está en internet. Si tomas té de hierbas y cuidas tu dieta, no hay nada que temer y no es necesario vacunarte", señaló Kostas, un policía retirado que ha participado en casi todas las protestas antivacunas de Salónica.

"¿Qué debo temer aquí en la iglesia? Dios nos protege", sostuvo por su lado Chryssa Karypidou, de 60 años, en un reciente festival religioso en honor a San Demetrio, santo patrono de la ciudad.

Especialistas en comunicación atribuyen esta situación a una confusión general emanada de mensajes contradictorios.

"En la primera cuarentena, el mensaje era más coherente y el temor ayudaba a que las medidas fueran acatadas", señaló Antonios Gardikiotis, profesor asociado de psicología social y medios en la Universidad Aristóteles de Salónica.

"Después hubo mensajes contradictorios y, como resultado de ello, se creó una brecha en la comunicación y confusión", agregó.

Una "sobrecarga" informativa sobre la pandemia puede crear negatividad, y las frecuentes referencias de la prensa a noticias falsas para desmentirlas puede tener el efecto contrario, advirtió Gardikiotis.

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