El gobierno de Nicolás Maduro acusó este martes a la OEA de convalidar un "golpe de Estado" en su contra al reconocer como representante al enviado del opositor Juan Guaidó, quien por su parte celebró la decisión.
"Con la ilegítima aceptación de un fantoche político (...) la OEA convalida el plan de golpe de Estado iniciado el 23 de enero pasado", señaló la Cancillería en un comunicado, refiriéndose a la fecha en que Guaidó se autoproclamó presidente interino.
El ministerio se refería a la fecha en que Guaidó se autoproclamó presidente interino, luego de que el parlamento de mayoría opositora declarara "usurpador" al mandatario Nicolás Maduro, alegando que su reelección fue fraudulenta.
Para el gobierno del líder socialista, esta resolución del Consejo Permanente de la OEA "pretende crear condiciones para profundizar la agresión injerencista (...), incluyendo la amenaza de una intervención militar" de Estados Unidos.
Tras un encendido debate, Gustavo Tarre fue aceptado este martes como "representante permanente designado de la Asamblea Nacional (Parlamento) de Venezuela ante la OEA", en una resolución aprobada por 18 votos a favor, nueve en contra, seis abstenciones y una ausencia.
Guaidó, reconocido por más de 50 países como presidente interino, consideró que la decisión saca "definitivamente al usurpador" de la OEA, tras lo cual su enviado será quien asuma la representación del país en el Consejo Permanente.
"Logramos el cese de la usurpación en la OEA, y así seguiremos hasta hacerlo en Venezuela", escribió en Twitter el jefe del Legislativo, a quien la cancillería tildó de "títere político designado por Donald Trump".
El gobierno de Maduro calificó como un "acto nulo y carente de legalidad" cualquier decisión que no provenga de sus delegados ante la OEA, y dijo que "no estará obligado a cumplir ninguna de las disposiciones" que adopte un "procónsul de Washington".
Asimismo, ratificó la decisión de abandonar la Organización de Estados Americanos el próximo 27 de abril, como lo había decidido en 2017.
Venezuela "no puede permanecer en una organización arrodillada a los intereses imperiales y supremacistas de la administración estadounidense", declaró.