El Presidente peruano, Martín Vizcarra, buscaba el miércoles nuevos ministros para reorganizar su gabinete después de disolver el Congreso, fortalecido por la renuncia de su vicepresidenta y rival Mercedes Aráoz, aunque esta dimisión es inválida para el gobierno.

Al frente del nuevo gabinete de 19 miembros Vizcarra designó a Vicente Zevallos, ex ministro de Justicia, quien afirmó que desde el punto de vista constitucional la renuncia de Aráoz "no existe", por lo que ella sigue siendo la vicepresidenta (si bien no la "presidenta encargada" designada por un Congreso disuelto).

"[Aráoz renunció] ante el presidente del Congreso (Pedro Olaechea) y el Congreso no existe, ha quedado disuelto", declaró Zevallos, quien reemplazó como jefe de gabinete a Salvador del Solar.

El líder opositor Pedro Olaechea, presidente de la Comisión Permanente del Congreso de 27 miembros, que sigue funcionando tras la disolución en virtud de la carta magna, admitió que ese cuerpo carece de facultad para aceptar la renuncia de Aráoz.

Por tal motivo, Olaechea ordenó solamente dejar "constancia" de la carta de renuncia de Aráoz en el acta de la sesión de este miércoles, la primera efectuada tras la disolución.

En la sesión participaron inicialmente los parlamentarios izquierdistas que apoyan la disolución, pero luego se retiraron dejando únicamente a los opositores.

Los parlamentarios opositores aprobaron por unanimidad (21 votos) una resolución de acudir al Tribunal Constitucional para que resuelva la legitimidad de la disolución del Congreso.

Después de ser cesado el lunes, el Congreso aprobó suspender a Vizcarra y nombró a la vicepresidenta Aráoz como "presidenta encargada", quien fue juramentada de inmediato por Olaechea. Sin embargo, al día siguiente ella renunció a ambas responsabilidades.

Designación de ministros 

Todos los ministros peruanos debieron renunciar el lunes luego de que el Congreso negara un voto de confianza al gobierno ligado a una reforma en el Tribunal Constitucional. Tras la negativa, Vizcarra cerró el Legislativo, controlado por la oposición, y convocó elecciones para renovarlo.

Las declaraciones del primer ministro y del jefe del Congreso abren interrogantes sobre cómo será la cohabitación entre Vizcarra y Aráoz, quienes están distanciados, pues ella lo debería sustituir en caso de incapacidad o cuando el presidente viaja al exterior. La vicepresidenta no ha reaccionado al anuncio de que su renuncia es inválida.

Zevallos mantuvo reuniones con posibles candidatos a ocupar cargos, pero se ha negado a revelar sus nombres. Sólo dijo que el nuevo gabinete será anunciado el jueves, aunque es probable que Vizcarra confirme en sus cargos a varios de sus anteriores ministros.

"Mañana (jueves) se hará público, estamos en plena evaluación", declaró a la radio RPP.

Decisión cuestionable

 Más allá del ámbito político, la crisis no se ha traducido en caos ni tensiones y todas las actividades se desarrollan normalmente. 

"La crisis política y el choque institucional en Perú se venían gestando desde hace tiempo. Aunque la decisión de Vizcarra fue cuestionable, probablemente tenía pocas opciones", dijo a la AFP Michael Shifter, presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, con sede en Washington.  

"Era que el Congreso intentara sacarlo por los tribunales o que él se moviera primero y disolviera el Congreso", sintetizó.

En un país con instituciones débiles, el horizonte seguirá siendo conflictivo, estimó el analista, al menos hasta las elecciones de enero. 

Investidura 

El parlamentario opositor Jorge del Castillo advirtió que el nuevo gabinete deberá recibir el visto bueno de la Comisión.

"¿Qué va a pasar si la Comisión no le concede la investidura cuando acuda dentro de 30 días? ¿La disolverá?", dijo a la AFP Del Castillo, del partido socialdemócrata APRA, que lideraba el difunto expresidente Alan García.

En caso de negativa, Vizcarra está obligado a nombrar un nuevo gabinete, afirmó.

Si eso pasara, se abriría un nuevo capítulo en este folletón iniciado hace tres años.

Comicios sin reelección

Vizcarra convocó nuevas elecciones parlamentarias para el 26 de enero de 2020, lo que obligará a los partidos a enfrentarlas en un contexto marcado por el desprestigio.

Los partidos de izquierda, Nuevo Perú y Frente Amplio, minoritarios en el actual Congreso, parten mejor posicionados, según analistas.    

"Los partidos políticos tendrán que evaluar cómo participan, pero lo que sí puede ocurrir en las elecciones es que Perú se incline hacia los grupos de izquierda, que son quienes apoyan la disolución del Congreso", dijo a la AFP el analista Fernando Rospigliosi.

El nuevo Congreso tendrá mandato hasta julio de 2021, para completar el quinquenio del que fue cesado, según la Constitución. El periodo de Vizcarra también termina en esa fecha.

En los comicios pueden participar los 24 partidos legales del país. Pero ningún legislador puede ir a la reelección, en virtud de una reforma propuesta por Vizcarra y ratificada en referéndum en diciembre de 2018.

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