por Anne BEADE

Los ministros de Exteriores de los países del G7 llegarán el domingo a Japón para un encuentro altamente simbólico en Hiroshima, ciudad víctima de la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial y adonde viajará por primera vez un secretario de Estado norteamericano.

"Será la primera ocasión en que los ministros de Relaciones Exteriores de tres potencias nucleares del G7 (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) acudan a Hiroshima", subrayó Kenju Murakami, alto responsable japonés, en la conferencia de presentación del encuentro esta semana en Tokio. 

La reunión, que supone el pistoletazo de salida a una serie de encuentros ministeriales antes de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno prevista para el 26-27 de mayo en el archipiélago, abordará las grandes cuestiones del momento -el terrorismo, la crisis de los refugiados, los grandes conflictos territoriales (Siria, Rusia-Ucrania, tensiones en el mar de China meridional, etc).

"El terrorismo es, en el mundo actual, uno de los grandes desafíos para la paz. Debemos abordar sus causas primeras, especialmente las crisis regionales que alimentan la inestabilidad", declaró el ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, en una entrevista con el diario Chugoku Shimbun.

Pero Japón, único país bombardeado con el arma atómica, quiere situar en el centro del debate el desarme nuclear, recordando la tragedia de Hiroshima, ocurrida el 6 de agosto de 1945.

Entre los momentos más relevantes de la cumbre estará la visita del jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, junto a Ayrault, el titular de Exteriores británico Philip Hammond, y sus homólogos alemán, italiano y canadiense, al museo del Memorial de la Paz y a un parque conmemorativo, el lunes por la mañana.

Mensaje 'ambiguo' 

El homenaje será colectivo, insiste Estados Unidos, para quien el asunto sigue siendo sensible. Convencido de que los bombardeos eran necesarios para obligar a Japón a capitular, Washington nunca ha pedido perdón por las 210.000 personas que murieron durante el bombardeo, por las radiaciones o las quemaduras (140.000 personas) y en Nagasaki (74.000 muertos), golpeada tres días más tarde con otra bomba atómica.

"Quiero que vean y escuchen lo que hace la bomba atómica", un arma que amenaza "la supervivencia del ser humano", explicó a la AFP Sunao Tsuboi, de 90 años, un hibakusha (superviviente de la bomba), que fue atrozmente quemado en Hiroshima.

El anciano espera que este encuentro sea el preludio de una visita histórica en mayo del presidente Barack Obama, quien en abril de 2009 hizo su famoso discurso sobre "un mundo sin armas nucleares".

Pero sin la presencia de Rusia -excluida del G8 tras anexionarse Crimea en 2014-, China y otros países poseedores del arma nuclear (Israel, India, Pakistán...) el alcance de la reunión parece prácticamente nulo, advirtió Robert Dujarric, de la universidad Temple de Tokio.

Más aún, habida cuenta de que el mensaje antinuclear de Japón, protegido por el paraguas de su aliado estadounidense, está "lleno de ambigüedad".

"De hecho, Tokio desea ante todo reforzar la credibilidad de la disuasión estadounidense frente a China y Corea del Norte", otro país poseedor del arma atómica, considera.

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