Desde que fuese recapturado en México, el pasado 8 de enero, Joaquín "El Chapo" Guzmán se ha transformado en el hombre más vigilado del mundo.
El preso número 3.870 de la prisión de máxima seguridad de El Altiplano pasa las 24 horas del día seguido por cámaras de seguridad y sensores térmicos que lo acechan en cada paso. Lo cambian continuamente de celda, sin patrón alguno de horario, ante la atenta mirada de los guardias y perros que son controlados por otros guardias, que además responden a la cúpula del gobierno mexicano.
Según fuentes oficiales, se han corregido los errores que llevaron a su escape el 11 de julio pasado. No puede recibir visitas y se instalaron rejas de acero reforzado para evitar que se vuelva a construir un túnel de huida. También se mejoró el sistema de alarma subterránea.
Los especialistas, en tanto, consideran prácticamente nulas las posibilidades de que Joaquín Guzmán concrete una nueva fuga. Pero con él, la duda siempre estará vigente.