Finlandia siempre ha sido blanco de las amenazas de Moscú, y ahora se prepara para más. "Ya sabíamos que la línea roja para los rusos era nuestra adhesión a la OTAN", declaró Juha Martelius, subdirector general de Política de Defensa del Ministerio de Defensa finlandés. "Estamos esperando algún tipo de reacción" después que la bandera finlandesa azul y blanca se izara ante la sede de la OTAN el 4 de abril.
Nadie cree que la nueva valla de 200 kilómetros que Finlandia ha empezado a construir a lo largo de su frontera oriental impida una incursión militar rusa, pero no fue por eso que el gobierno decidió construirla el año pasado y mejorar la vigilancia a lo largo de la ruta.
En los últimos años, todos los países miembros de la Unión Europea y la OTAN fronterizos con Rusia o Bielorrusia han sufrido grandes flujos de solicitantes de asilo orquestados por Moscú. Letonia, Lituania y Polonia se llevaron la peor parte en 2021, pero también ocurrió en 2015 y 2016 en pasos fronterizos de la Laponia finlandesa.
El "año cero" empieza ahora
Aunque la guerra en Ucrania no fue el impulso, definitivamente reforzó la decisión. "Hemos visto lo que Rusia ha hecho en Ucrania, así que todo es posible", explica Martelius. "Después de eso, la gente se dio cuenta de que este es el 'año cero' para nuestra nueva relación con los rusos. No importa el resultado final en Ucrania: tendremos una relación con los rusos totalmente distinta a la que teníamos antes".
En Imatra, la ciudad más cercana al lugar donde arranca el proyecto de la valla, el alcalde Matías Hilden dice que nadie está entusiasmado con el proyecto, pero que están resignados. "Es un poco triste que lo necesitemos", dijo a DW, y explica que hace una década nadie lo pensaba dos veces al oír hablar ruso en tiendas o balnearios y los coches con matrícula rusa eran omnipresentes en las calles de la ciudad, a sólo 7 kilómetros de la frontera. "Los rusos solían comprar casi todas las segundas propiedades" de la zona, mientras que los turistas rusos suponían un ingreso fiable para las tiendas de Imatra.
Ahora, oír ruso por la ciudad provocaría sin duda una segunda mirada -con sospecha-, cree Hilden, y nadie cuenta con el retorno de las relaciones amistosas a corto plazo. "Es bueno prepararse para el tipo de amenazas que probablemente se produzcan en el futuro", añade.
Guardia de fronteras: "Tenemos que estar preparados"
Aunque en este momento pueda parecer un escenario extremo de imaginar en Finlandia, la preocupación también embarga a Juha Martelius, del Ministerio de Defensa. Antes de la guerra en Ucrania "sabíamos que Rusia estaba dispuesta a utilizar la fuerza militar en algunos casos extremos. Ahora sabemos que Rusia está dispuesta a usar la fuerza militar en casos que no parecen extremos", señala.
En los bosques que se están despejando para dejar paso a la valla, el coronel Mika Rytkonen, comandante de la Guardia de Fronteras finlandesa, subraya que no hay indicios de que Rusia esté planeando lanzar ningún tipo de ataque importante contra Finlandia. Pero añade: "¿Alguien sabe lo que Rusia hará en el futuro? Al menos yo no lo sé. Tenemos que estar preparados".