Finlandia se convertirá el martes en el miembro número 31 de la OTAN, según anunció el secretario general de la Alianza Atlántica.
La invasión rusa de Ucrania ha sido el detonante por el que este país nórdico, que comparte frontera con Rusia, se decidiera a solicitar su ingreso en la organización.
"Izaremos la bandera finlandesa por primera vez aquí en la sede de la OTAN. Será un buen día para la seguridad de Finlandia, para la seguridad nórdica y para el conjunto de la OTAN", ha asegurado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en Bruselas.
"Suecia también estará más segura como resultado", agregó.
La adhesión de Finlandia es uno de los momentos más importantes de la historia reciente de la OTAN.
El país solicitó el ingreso a la organización en 2022, pero su entrada se retrasó por las reticencias de Turquía, que se quejó de que Finlandia apoyaba a "terroristas".
Suecia presentó la solicitud del ingreso a la OTAN al mismo tiempo que el gobierno finlandés, pero Ankara sigue bloqueando su ingreso por quejas similares.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado al gobierno sueco de acoger a militantes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, al que el gobierno de Ankara considera terroristas, y permitirles manifestarse en las calles de Estocolmo.
Cualquier expansión de la OTAN necesita el apoyo de todos sus miembros.
Finlandia, un país que comparte una frontera de 1.340 km con Rusia y que cuenta con uno de los arsenales de artillería más potentes de Europa occidental, decidió abandonar su neutralidad y unirse a la alianza en respuesta a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de su vecino.
Aunque Suecia no tiene frontera con Rusia, la guerra también ha motivado a Estocolmo a decantarse por el ingreso.
Uno de los principios fundamentales de la OTAN es el de la defensa colectiva, lo que significa que un ataque a un país miembro se trata como un ataque a todos.
Para el presidente ruso, Vladimir Putin, la adhesión de Finlandia es un gran revés estratégico.
Entre otros motivos, la invasión de Ucrania tenía como objetivo frenar la expansión de la OTAN y debilitar la cooperación occidental. Sin embargo, ha logrado exactamente lo contrario.
Finlandia se convertirá en el séptimo país báltico en ingresar en la OTAN, aislando aún más el acceso costero de Rusia a San Petersburgo y a su pequeño enclave de Kaliningrado.
La opinión pública finlandesa se ha visto radicalmente alterada por la guerra en Ucrania: casi de la noche a la mañana, la primavera pasada, los apoyos al ingreso en la OTAN pasaron de apenas un tercio de los finlandeses a casi el 80% de la población.