Una elección inédita. Quien gane los comicios, asumirá como el presidente o la presidenta número 47 de ese país desde el 20 de enero de 2025 hasta el 20 de enero de 2029.

  • Si gana Kamala Harris, será la primera mujer Presidenta en la historia de Estados Unidos.
  • Si vence Donald Trump, será el primer mandatario que consigue vencer una presidencia en dos períodos no consecutivos desde que el demócrata Grover Cleveland lo hiciera en 1893.

Sistema de elección indirecto. La elección es indirecta, con lo cual el candidato o candidata que saca más votos no necesariamente llegará a la Casa Blanca.

  • El candidato ganador debe lograr es el apoyo de la mayor cantidad posible de delegados de los estados para conseguir 270 de los 538 votos del Colegio Electoral. Es decir, la mitad más uno.
  • Cada uno de los 50 estados más el Distrito de Columbia -donde se encuentra la capital, Washington- tiene un determinado número de votos electorales en relación a su población y su representación en el Congreso.
  • Quien consiga el mayor número de sufragios dentro de un determinado estado, se llevará el total de los votos del Colegio Electoral de ese lugar. Esta es la regla de que “el ganador se lo lleva todo”.
  • Las únicas excepciones son los estados de Maine y Nebraska, que dividieron sus votos electorales dentro de sus territorios.

Los estados con más y menos electores (y su representatividad)

  • Los estados que más tienen electores son: California (54), Texas (40), Florida (30) y Nueva York (28).
  • Hay seis estados (Alaska, Delaware, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Vermont y Wyoming) que tienen 3 electores, además del Distrito de Columbia.
  • El número de electores de cada estado puede variar entre una elección y otra dependiendo del aumento o disminución de la población.
  • El sistema no es completamente representativo en relación a la población, porque ningún estado puede tener menos de 3 electores, con lo cual los estados más pequeños están sobrerrepresentados.
  • Por ejemplo, el estado de California tiene 60 veces la población del estado de Vermont, pero eso no se refleja plenamente en el Colegio Electoral, ya que California tiene 54 electores y Vermont posee 3. Es decir, California tiene 18 veces más representantes que Vermont en el Colegio Electoral y no 60.
  • Este sistema genera que en algunas ocasiones haya candidatos que pierden las elecciones aunque obtengan más votos de los ciudadanos estadounidenses. Fue lo que le sucedió a la excandidata demócrata, Hilary Clinton, en 2016 frente a Trump.

¿Qué ocurre si hay un empate? Es un escenario poco probable, pero si se registrara un empate y ambos candidatos obtienen 269 votos electorales , al presidente lo elegiría la Cámara de Representantes y al vicepresidente, el Senado.

  • Sin embargo, los congresistas de la Cámara Baja no actúan individualmente, sino representando a los estados y sus preferencias. Para ganar, un candidato necesita el apoyo mayoritario de 26 delegaciones estatales de 50 (el número de estados del país).

Los 7 estados clave y por qué definen la presidencial. De acuerdo con las encuestas, 43 de los 50 estados ya tienen una clara preferencia por el partido Republicano o el Demócrata.

  • Por ejemplo, los estados de California y Nueva York han respaldado en las últimas ocho elecciones al candidato o candidata demócrata y ahora debieran inclinarse con holgura por Harris.
  • En cambio, estados como Texas y Utah, que desde 1980 y 1968 respaldan a un candidato republicano, respectivamente, apoyarán con casi total seguridad a Trump.
  • A la hora de analizar los resultados, no será demasiado importante seguir la tendencia de estos estados. Sin embargo, si alguno de ellos cambia de preferencia (lo que es improbable), sería un golpe muy duro para el candidato que contaba con esos votos.
  • Así, la atención termina puesta en los “estados bisagras” o “estados clave”, que son los que no tienen una posición política clara y, por lo tanto, definen quién será el próximo presidente de ese país.
  • En esta elección, Harris tendría asegurados 226 electores, mientras que Trump tendría 219 prácticamente seguros.
  • Hasta hace al menos algunos días eran siete los estados donde están prácticamente empatados y donde debiera decidirse la elección presidencial: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin. En estos siete lugares, Harris y Trump han concentrado sus esfuerzos para lograr la presidencia. En total, estos estados suman 93 electores.

La mayoría de los estados votan rigurosamente por demócratas o republicanos. Esta división actual con estados “atrincherados” que no cambian  su votación en uno y otro bando tiene su punto de partida en la elección del año 2000 entre George W. Bush y Al Gore. En esos comicios, varios estados del sur que habían apoyado a Clinton en 1996 (Arkansas, Louisiana, Missouri, Kentucky y el propio Tennessee, el lugar natal de Gore) le dieron la espalda a los demócratas.

  • En noviembre de 2000, The New York Times resumía este cambio de la siguiente manera: “Mientras Tennessee se movía a la derecha en la política nacional, Gore se movía a la izquierda en temas como control de armas o aborto”.
  • La frase se puede extender no sólo a Tennessee, sino también a los otros estados del sudeste que le habían dado una oportunidad a Clinton: nunca más votaron por un demócrata.
  • Desde entonces, 35 de los 50 estados no han variado su opción: 20 de ellos han votado rigurosamente por los republicanos y 15 de ellos rigurosamente por los demócratas en las últimas 6 elecciones. 
  • Así, es imposible que cualquiera de los dos candidatos pueda pensar, por ejemplo, en los 426 delegados que obtuvo George H.W. Bush en 1988.

¿Por qué no hay que “cantar victoria” antes de tiempo? Hay que tener cuidado con celebrar antes de que exista un resultado oficial. Una lección que los norteamericanos aprendieron tras las elecciones de 2000 -las más reñidas del último siglo- entre George W. Bush y Al Gore, donde la definición del estado de Florida se resolvió en la justicia, 35 días después de la votación.

  • En la mayoría de los casos se ha dado a a conocer al nuevo Presidente de Estados Unidos solo unas horas después de que se cierren los Colegios Electorales. Sin embargo, en la última elección entre Biden y Trump recién se certificó la victoria del actual mandatario cuatro días después .
  • Sin embargo, existe un protocolo para este procedimiento: a principios de enero del año siguiente a que se desarrollan las elecciones, los votos electorales son contados en una sesión especial del Congreso. Al terminar el conteo, es el máximo representante de la Cámara Alta quien confirma quien será el nuevo Presidente y vicepresidente de EEUU.
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