-Entiendo que eres amigo de María Corina Machado, ¿cómo la conociste?

-En el año 2000 era consultor del Banco Mundial y del Banco Interamericano, que me pedían informes de varios países, como Venezuela. Hice varios viajes y me sentí muy comprometido con la oposición a Chávez. Con pesar de mi bolsillo renuncié a mis consultorías sobre Venezuela. En 2002 nos hicimos muy amigos con la María Corina y somos amigos hasta el día de hoy.

-¿En ese tiempo tenía una postura un poco más radical?

-María Corina llegó a la política por la vía de las encuestas en Súmate. Después fue actriz principal en el referéndum revocatorio, que resultó un fiasco. Y ella, como todo el mundo en política, ha tenido variaciones. Hace ocho años, me parecía que estaba un poquito más de lo razonable hacia la derecha.

-¿Y hoy?

-Ella es una persona muy equilibrada. Pasó de un periodo de ostracismo a ser un fenómeno bastante sorprendente de adhesión ciudadana. La miran casi como una rockstar, una santa, una Juana de Arco. Hace unos 12 años el régimen empezó a hostigarla, haciendo amenazas de que iban a secuestrar a sus hijos. Esa es la única vez que la vi quebrada. Los hijos hoy se educan en Estados Unidos.

-¿Fuiste opositor al chavismo al llegar a Venezuela?

-Entre el 2002 y el 2003 consideraba a Chávez un tipo elemental, grosero. Tenía carisma, a diferencia de Maduro.  Era una bestia. Quebró la televisión, reventó diarios. Y algunos derechistas muy promisorios no tuvieron ningún escrúpulo en venderles sus instalaciones. Como Cisneros.

Chávez era un populista en un país muy rico. A él le tocó que el precio del petróleo se multiplicara cinco veces y después siguió subiendo. La riqueza de Venezuela era increíble. Y el despilfarro era una cosa de locos.

-¿Viste escenas de corrupción?

-Pero claro, por favor. Yo me acuerdo que en esa época Chávez compró 300 mil electrodomésticos chinos. Y la gente iba a los supermercados, firmaba y salía con un refrigerador.

En cambio, con Maduro, Venezuela es una nación pobre. Si antiguamente los saldos exportables de petróleo eran 2.700.000 barriles, se calcula que hoy no son más de 400.000. No todo el sector privado está destruido. El producto Interno bruto ha caído en un 80%. Yo estuve hace poco en Venezuela, hace un año.

-¿Qué impresión te dio?

-Atroz. Llegué al Euro Building, que antes era un hotel de lujo. Los cuatro ascensores estaban malos. Y entonces para llegar a mi habitación, tenía que subir por el montacargas al piso 15. De 200 piezas había tres ocupadas. ¡El nivel de pobreza que se veía! Y para qué decir los contrastes. Me invitaron a comer al barrio de Las Mercedes, con muy buenos restoranes y lleno de Mercedes Benz último modelo. Es la boliburguesía, todos estos millonarios bolivarianos que ha creado la corrupción chavista.

-Con tu experiencia en transiciones, ¿cómo ves lo que está pasando en Venezuela ahora?

-Pocas veces he visto al régimen más débil, porque a diferencia de Chávez, Maduro no está sentado sobre una montaña de petrodólares. Está sentado sobre la miseria. Venezuela siempre ha sido un país con niveles altos de corrupción, pero nada parecido a lo que hoy día vemos. Entonces, el régimen tiene una fragilidad. A diferencia de los cubanos, no tiene ideología. Es un populismo, que recoge cosas del mundo cristiano, del marxismo. En segundo lugar, no tiene un partido político.

-Pero está el PSUV…

-El PSUV no tiene estructura, no es como el Partido Comunista Cubano. A su favor, en términos de control de poder, el régimen destruyó a las Fuerzas Armadas de varias maneras. Una es la corrupción. Al ejército, además, le quitaron el monopolio sobre las armas, entregando una parte a la Policía Bolivariana, a la DAE y a los colectivos, que son grupos de chavistas metidos en los barrios.

-¿Cómo ha quedado en el plano internacional?

-Como un país paria. Se habla del apoyo de los chinos, pero son muy pragmáticos. Les importa un rábano el socialismo del siglo 21 y el señor Maduro. Lo que les importa es que les paguen, cosa que Maduro no hace. En consecuencia, yo creo que la situación hoy día de Maduro es un aislamiento internacional brutal. A mí me parece que lo que dijo Lula es típico de la diplomacia de Itamaraty, una cosa ambigua, nunca frontal. Pidió ver las actas. Si Lula se mantiene firme, Venezuela habría quedado sola en América del Sur.

-¿Qué te parece la reacción del presidente Boric?

-Muy acertada. En tiempos de Pinochet, por ejemplo, los comunistas y socialistas querían que se retiraran los embajadores. Nosotros, no. Hoy, todos los dirigentes internos de Venezuela dicen que es un error que se retiren los embajadores. Chile puede hacer mucho más teniendo embajada en Venezuela que rompiendo relaciones. No soy partidario de la ruptura de relaciones.

-Pero Maduro está echando a la legación diplomática chilena.

-Maduro es Maduro. Un matón que no cumple su palabra. Son países muy poco serios. Maduro va a pagar un precio por esta expulsión de los embajadores.

-¿Te parece buena estrategia de la oposición centrar el foco en las actas?

-Un tipo que yo conozco, Roberto Abdul, que es como el brazo derecho de María Corina, conoce absolutamente la transición chilena. Y yo le contaba lo que aprendimos en el año 87, un año antes del plebiscito: que había que tener actas propias. Llegó a Santiago un gringo, Glenn Cohen, que llevaba 25 años conociendo fraudes electorales. Era el mayor especialista en fraudes electorales sobre la tierra.

Cohen nos dijo: la única manera de combatir el fraude es con actas de mesa por mesa. Por eso, cuando el gobierno militar nos invitó a que fuéramos al lugar de cómputo en el edificio Diego Portales, dijimos: no nos interesa. Nosotros logramos tener nuestros propios resultados mesa por mesa.

-Corina Machado ha mostrado un porcentaje de actas, pero ¿es suficiente?

-Ella dice que tiene las actas. Y aparentemente, estos imbéciles del madurismo se robaron las actas. En ese cuadro, María Corina tiene el sartén por el mango.

-En Chile la dirigencia del PC está apoyando a Maduro, ¿eso es complicado para el gobierno?

-Yo creo que el Partido Comunista hace mucho rato que no tiene ni un proyecto ni una ideología. Solo tiene un ansia de poder. Además, creo que está quebrado políticamente. Yo tengo respeto por personas como la Camila Vallejo, Karol Cariola. Pero el Partido Comunista viene desgajándose hace mucho tiempo. ¿El PC qué modelo tiene? ¿Cuba? Penoso.

El PC es un desastre, ver cómo ha terminado avalando a Maduro, a Díaz Canel, mandándole saludos a Putin, a Corea del Norte. Comparto el criterio de Lagos Weber: es muy incómodo estar cerca de quienes actúan de esa manera.

-¿Eres optimista con Venezuela?

-No. Yo diría que hoy día las probabilidades de que Maduro sobreviva en un plazo razonable son 50 y 50. Estos regímenes, que son muy duros, cuando se quiebran, estallan. Y yo creo que el régimen de Maduro está sometido a un estrés muy grande, económico, internacional, social.

A diferencia de Cuba, donde no hay oposición interna, en Venezuela hay universidades en contra, hay partidos políticos, hay líderes como la María Corina, hay multitudes que colman las calles. En consecuencia, en Venezuela la lucha no está perdida. Eso es muy importante.

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