El papa Francisco admitió este lunes en una parada de su gira rodeado de jóvenes fieles católicos en Papúa Nueva Guinea, que su puesto "no es un trabajo fácil".
El pontífice, de 87 años, que está a la mitad de una peregrinación de 12 días a lo largo de la región Asia-Pacífico, pareció vivaz y jovial durante su intervención ante una multitud de seguidores al término de una escala de cuatro días en ese país oceánico.
Al final de sus comentarios preparados sobre los problemas que afronta la juventud, el papa animó a las casi 10.000 personas reunidas a gritar para hacer un llamado a ayudar a otros.
Al final de su intervención, en el estadio Sir John Guise de Port Moresby, también sugirió a los asistentes la necesidad de orar, y de hacerlo en particular por él.
"Este no es un trabajo fácil", les dijo el papa, haciendo un breve cambio del italiano al inglés.
Las preocupaciones por un viaje tan largo, algunas veces en silla de ruedas, para el octogenario jerarca de la Iglesia católica no se han hecho esperar.
Sin embargo, tras varios días de recorrido, el papa Francisco pareció zanjar dichos temores y agradeció a su audiencia por un "bello encuentro" en medio de los coros de la multitud: "viva santo papa!".
El Pontífice viajará el lunes a la capital de Timor Oriental, Dili.