Un portavoz del Pentágono confirmó este domingo a la agencia de noticias AFP que la orden para que las tropas estadounidenses abandonen Siria ya ha sido firmada por el general James Mattis, que abandonará su cargo como secretario de Defensa a final de año. No se entregaron más detalles sobre los plazos fijados para el repliegue de los militares.

Estados Unidos tiene unos 2.000 soldados en ese país, donde apoyan especialmente a las unidades kurdas en su lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico. Dado que el presidente de EE.UU., Donald Trump, considera "largamente derrotados” a los radicales, tomó la decisión de retirar sus fuerzas de la región. Esa fue una de las promesas de su campaña a la presidencia.

La decisión de Trump ha sido cuestionada tanto a nivel interno como externo, pues no consultó ni siquiera a su ministro de Defensa ni al encargado de la coalición internacional que combate a EI. Muchos aliados temen que la medida sea prematura y que pueda desestabilizar a una región ya devastada por el conflicto. Las milicias kurdas, sin ir más lejos, piensan que esto provocará el resurgimiento de los yihadistas.

"Aliados deben ser confiables”

Mutlu Civiroglu, un analista internacional kurdo, dijo a AFP que la retirada de las tropas estadounidenses abrirá el camino "para que Turquía inicie sus operaciones contra las unidades kurdas, y comenzará una sangrienta guerra”. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, también criticó la medida este domingo, señalando que "lamenta profundamente” la decisión de Trump, y añadió que "un aliado debe ser confiable”.

A nivel interno, Trump ha debido bregar con la renuncia de Mattis, quien no fue informado del retiro de las unidades estadounidense. También dimitió el enviado especial de Estados Unidos para la coalición contra el Estado Islámico, Brett McGurk, quien expresó su disconformidad con la medida. Tanto Mattis como McGurk han expresado públicamente su preocupación por la forma en que Washington ha tratado a sus aliados en Siria.

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