Afligidos residentes de Buffalo, celebraron vigilias el domingo después de que un joven blanco, al que las autoridades calificaron de "pura maldad", mató a 10 personas en una tienda de comestibles en un ataque "racista".

El comisario de policía de Búfalo, al oeste del estado de Nueva York, Joseph Gramaglia, dijo a los periodistas que el sospechoso, de 18 años, hizo un "reconocimiento" de la zona predominantemente negra que rodea a la tienda Tops Friendly Market y que condujo hasta allí desde su ciudad natal, Conklin, a más de 322 kilómetros de distancia.

El atacante, que llevaba un chaleco antibalas y empuñaba un fusil de asalto AR-15, mató a 10 personas e hirió a tres -casi todas afroamericanas- y luego amenazó suicidarse. La policía lo disuadió y lo detuvo.

El sospechoso, identificado como Payton Gendron, fue inculpado la noche del sábado por un cargo de homicidio en primer grado y quedó detenido sin posibilidad de fianza, dijo el fiscal del condado de Erie, donde se encuentra Buffalo. El detenido se declaró no culpable.

"Las pruebas descubiertas hasta ahora no dejan dudas de que se trata de un crimen de odio absolutamente racista", dijo Gramaglia el domingo. Añadió que el tirador también tenía un rifle y una escopeta en su auto.

El alcalde de Búfalo, Byron Brown, fue tajante: "Este individuo vino aquí con el propósito expreso de acabar con todas las vidas negras que pudiera"

Gramaglia dijo que el atacante hizo el año pasado "amenazas generalizadas" en su escuela secundaria, después de lo cual la policía estatal lo remitió a un hospital para una evaluación de salud mental que duró aproximadamente un día y medio. Luego fue liberado.

Miedo por su comunidad

La Casa Blanca anunció que el martes el presidente Joe Biden viajará a Buffalo. Previamente, en un discurso Biden condenó el domingo el extremismo racista y pidió "trabajar juntos para hacer frente al odio que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos."

Pocas horas después, en California, un tiroteo en una iglesia al sureste de Los Ángeles dejó una persona muerta y otras cuatro "gravemente heridas", según el Departamento del Sheriff del Condado de Orange.

El domingo a temprana hora, residentes convergieron conmovidos ante la tienda, mientras la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, y la fiscal general del estado, Letitia James, hablaban en una iglesia baptista de la ciudad.

Enojados y afligidos, los oradores denunciaron la última erupción de violencia racista y la fácil disponibilidad de poderosas armas; algo convertido en cosa común en todo Estados Unidos.

Hochul describió el crimen como una "ejecución de estilo militar". Dijo que el tirador llevaba un AR-15 y que los mensajes racistas se están "extendiendo como un incendio forestal", especialmente en internet.

Hochul pidió a los políticos que "se aseguren de que esa gente vuelva a sus cuevas y se quede allí".

Esta matanza evocó otros ataques racistas, como el perpetrado por un joven blanco en una iglesia de Carolina del Sur en 2015 que mató a 9 fieles o el de un hombre blanco en Texas que se cobró 23 vidas, la mayoría latinas, en Texas en 2019.

La fiscal James, que es negra, describió la matanza del sábado como "terrorismo doméstico, lisa y llanamente".

James dio algunos detalles de las víctimas, entre ellas compradores y empleados de la tiendas. Mencionó a una anciana que plantaba árboles, y a una mujer que había ido a hacer compras tras visitar a su marido en una residencia de ancianos.

"Esta mañana tuve en mis brazos a una joven que trabajaba en Tops, que tenía tanto miedo de estar a punto de morir, que fue testigo del derramamiento de sangre, que se estremeció y tembló", dijo James. "La persona que tiene miedo de su comunidad, también tiene miedo por ella misma", añadió.

Violento extremismo

El tirador disparó a cuatro personas en el estacionamiento de la tienda, antes de entrar. Tres de ellas murieron.

Entre los muertos dentro de la tienda se cuenta un policía jubilado que trabajaba como guardia de seguridad armado. Pudo disparar varios tiros al agresor antes de recibir un disparo, señalaron los voceros policiales.

El tiroteo está siendo investigado como un "crimen de odio" y un "caso de extremismo violento por motivos raciales", declaró a Stephen Belongia, agente especial de la oficina del FBI en Buffalo.

Ademas de los cargos estatales, la masacre también está siendo investigada como  un crimen de odio federal "perpetrado por un extremista violento con motivación racial", dijo Belongia.

Medios de prensa relacionaron al atacante con un manifiesto de 190 páginas sobre la supremacía blanca y exponía formas de atacar un barrio mayormente habitado por negros.

Un arma semiautomática utilizada en el tiroteo del sábado también tenía escrito un epíteto racial en el caño, según el diario local The Buffalo News.

Si el atacante es declarado culpable, enfrentaría una pena máxima de cadena perpetua sin libertad condicional.

El senador por Nueva York Charles Schumer calificó al racismo como "el veneno de Estados Unidos" y sostuvo: "Debemos abordar el flagelo de la violencia armada y finalmente prohibir las armas de guerra en nuestras calles".

Pero los esfuerzos anteriores del Congreso para endurecer las leyes generalmente se han quedado cortos, incluso después de algunos de los tiroteos más trágicos.

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