A medida que la pobreza aumenta y un severo ajuste fiscal hace estragos, una emergencia alimentaria silenciosa se está desatando en los barrios pobres de Argentina, con un aumento de la malnutrición y casos extraños de enfermedades oculares e incluso de escorbuto en niños, derivados de malas dietas.

Argentina, un país rico en recursos, no enfrenta la misma hambruna dramática de lugares como Sudán, pero años de recesión e inflación alta han dejado a más de la mitad de la población en la pobreza, incluidos casi siete de cada 10 niños.

Esto ha llevado a un aumento significativo de la inseguridad alimentaria y la malnutrición en los últimos años, que ahora se ven agravadas por una férrea campaña de austeridad impulsada por el presidente libertario Javier Milei, cuyo Gobierno ha recortado miles de millones de dólares en gastos como parte de un plan de "déficit cero" para enderezar una economía en crisis.

Datos oficiales difundidos la semana pasada mostraron que la pobreza alcanzó al 53% de los argentinos en el primer semestre del año desde cerca del 42% de fines de 2023. Alrededor del 18% de la población se encuentra en la indigencia, lo que significa que sus ingresos familiares no cubren el costo de la canasta básica de alimentos.

El Gobierno, que asumió en diciembre, ha reconocido una "emergencia alimentaria" que, si bien se ha gestado durante años, amenaza con socavar la política de recortes de Milei mientras los argentinos de a pie sufren, a pesar de que los inversores y los mercados celebran la eliminación de políticas de gasto estatal excesivo.

"Hay veces que no tenemos para darles de comer", relató Silvina Rizo en referencia a sus tres hijos en un asentamiento de las afueras de la capital de la montañosa provincia de Salta.

En su casa con techo de chapa y paredes hechas con bolsas de plástico, Rizo contó que ahora cocina con leña porque no puede costear una garrafa de gas, mientras su hija menor a menudo le suplica entre lágrimas que se muden cuando el viento y la lluvia azotan.

"Cuando llueve, el barrio se inunda. Pero ¿a dónde voy a ir? No tengo a dónde ir con mis hijos. El alquiler es muy caro", agregó.

Reuters habló con más de una docena de pediatras, expertos en nutrición, trabajadores de comedores comunitarios, agencias de ayuda, funcionarios y familias. Los médicos dijeron que están registrando un aumento de enfermedades vinculadas a deficiencias nutricionales, algunas que no se veían desde hace décadas.

Un informe de la ONU de este año reveló que la inseguridad alimentaria moderada a severa casi se duplicó en los últimos siete años, alcanzando al 36% de la población. Un millón y medio de niños se saltan una comida diaria y consumen menos alimentos nutritivos como carne y verduras, que se volvieron más costosos.

"Se están viendo casos de escorbuto, lesiones oculares por deficiencia de vitamina A, con lesiones en la córnea", dijo Norma Piazza, pediatra especializada en nutrición y miembro de la Red de Pediatras contra el Hambre.

"Sabíamos que estas patologías estaban en Centroamérica, África, Asia, pero nunca habíamos visto aquí pacientes que tuvieran lesiones oculares por falta de vitamina A", agregó.

La médica contó que algunos niños son ingresados en los hospitales con problemas neurológicos y convulsiones, donde la única patología subyacente es la deficiencia de vitaminas como la B12, lo que indica un escaso consumo de carne.

El Gobierno dijo ser consciente del problema, heredado en parte de una larga crisis económica, y aumentó los pagos de la asignación universal por hijo y una tarjeta para alimentos, pero otros recortes en programas asistenciales y una economía en declive han tenido un enorme impacto.

"Frente a la emergencia alimentaria, nuestra prioridad es que las personas reciban asistencia mediante transferencias directas, que les pongan dinero en el bolsillo", afirmó la Secretaría de Infancia, Adolescencia y Familia en comentarios escritos a Reuters.

El Gobierno señaló que la crisis económica está tocando fondo y aseguró que la situación mejorará. Estimaciones de la Universidad Católica Argentina sugirieron que la pobreza alcanzó su punto máximo a principios de año y decreció desde entonces, aunque aún estaría por encima de la registrada a fines del 2023.

Si bien la inflación mensual está desacelerándose, el último año fue del 236,7% interanual, una de las más altas del mundo, con un impacto directo en el bolsillo de los que menos tienen.

El portavoz presidencial dijo la semana pasada que los altos niveles de pobreza eran "horrorosos" y que el Gobierno estaba haciendo todo lo posible para revertir la situación, por la que culpa a décadas de mala gestión económica y gasto excesivo por parte de los partidos políticos tradicionales.

"SE CORTÓ TOTALMENTE LA AYUDA"

Milei, un economista recién llegado a la política, hizo campaña empuñando una motosierra como una forma cruda de ilustrar sus planes para recortar el gasto y el tamaño del Estado. Muchos argentinos aún apoyan sus duras reformas, aunque sus índices de aprobación han comenzado a caer.

El Gobierno ha tomado medidas drásticas sobre los comedores comunitarios, a los que critica por ineficientes o incluso fraudulentos, lo que ha suscitado críticas de grupos de ayuda y organizaciones religiosas que afirman que éstos juegan un papel clave en asegurar la alimentación de los más necesitados. Muchos han cerrado o han tenido que reducir la cantidad de comida.

El Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas expresó este mes en un informe su preocupación por el aumento "alarmante" de la inseguridad alimentaria en Argentina en los últimos años, citando el "impacto negativo en los niños" de los recortes a los comedores.

"A partir de diciembre del año pasado, se cortó totalmente la ayuda del Gobierno nacional", dijo el sacerdote Adrián Bennardis en Villa Soldati, un barrio pobre de la ciudad de Buenos Aires, y añadió que las comidas se estaban estirando con carbohidratos más económicos para alimentar a los vecinos.

"Para poder abarcar más cantidad de gente, bajás un poco y al guiso le agregás arroz, fideos", explicó Bennardis. "Me atraviesa el corazón saber que de cada 10 pibes (niños), siete están por debajo de la línea de pobreza (...) Y me duele que haya una parte de la sociedad que no lo quiere ver", agregó.

La tendencia corre el riesgo de sembrar resentimiento en los barrios pobres hacia el Gobierno de Milei y sus recortes, a menos que la situación mejore. Ángel Arce, de 32 años, está enojado porque ha tenido que enviar a su hijo a vivir con familiares, ya que no puede cuidarlo y alimentarlo.

"Con este presidente (Milei), se fue todo en picada. La gente de clase baja ya no recibe nada, los comedores tampoco", dijo. "Tengo ganas de estar con mi nene y no puedo por el tema de mi situación económica, no tengo un trabajo fijo", añadió.

Según datos de Chequeado, una ONG dedicada al 'fact checking', el presupuesto del Gobierno nacional para 2024 destinado a políticas alimentarias cayó en términos reales un 27,6% respecto de 2023.

MÁS ARROZ, MENOS CARNE

En un comedor de Villa Soldati, María Benítez Osorio, de 36 años, dijo que la calidad de la comida que puede servir está "deteriorándose" debido a la mayor demanda y a la falta de fondos. "Tenemos mucha gente en lista de espera", afirmó.

"Lo que tratamos es de servir más arroz y fideos, que es lo que más tenemos. Carne y pollo, en general, es lo que menos tenemos en el comedor", agregó mientras removía un gran guiso que servía a los vecinos en un frío día de la primavera austral.

En Villa Fiorito, el barrio pobre donde nació el astro del fútbol Diego Maradona en los suburbios de Buenos Aires, Cynthia, una mujer de 32 años que solo dio su nombre, sufrió una combinación de desnutrición agravada por la falta de un riñón y un pulmón.

"Me falta comida, a veces hay, a veces no hay", dijo desde su cama bajo un techo perforado de chapa donde el agua se filtra cuando llueve, en una habitación que comparte con sus dos hijos, su madre y su hermana. "En el comedor nos decían: 'Podemos dar comida solo un día por semana'", agregó.

Las dietas pobres tienen consecuencias graves. La falta de nutrientes como el zinc y ciertas vitaminas puede llevar a retrasos del crecimiento y a una mayor propensión a enfermedades. El consumo excesivo de carbohidratos económicos además está vinculado a un aumento de la obesidad, que está creciendo en Argentina.

"La calidad de la alimentación de nuestros niños pobres en Argentina obviamente se está deteriorando", afirmó Sergio Britos, nutricionista y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA).

Cerca del 10% de los niños menores de cinco años en Argentina están desnutridos, según Britos, una cifra que ha aumentado en los últimos años al ritmo de la suba del precio de los alimentos.

Susana De Grandis, una pediatra especializada en nutrición infantil de la provincia central de Córdoba, señaló que la aparición de enfermedades inusuales relacionadas con una mala alimentación son una "señal de advertencia" para el país, adelantándose a la próxima encuesta nacional sobre nutrición.

"El hecho de ver estas afecciones graves son mojones que uno no puede ignorar", dijo al citar una situación "inédita" de pobreza infantil en Argentina. "Hacía muchos años que no veíamos escorbuto. Casi te diría décadas. Es excepcional que uno vea enfermedades en Argentina que se relacionan con déficit de vitaminas", concluyó.

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