Fue en junio pasado cuando se conoció el caso de una mujer que trabajaba como auxuliar de puericultura (cuidados, desarrollo saludable y de la crianza de los niños) en una guardería que envenó y mató a una bebé de 11 meses porque estaba cansada de escucharla llorar.
El trágico e indignante episodio ocurrió en Lyon, Francia, y desde ese entonces que la mujer se encuentra detenida.
Bomberos de Lyon recibieron un llamado desde una guardería ubicada en el tercer distrito de la ciudad. La pequeña estaba inconsciente y fue trasladada al Hospital Mujer Madre Niño en Bron, donde intentaron reanimarla, sin éxito, según consignó el medio ActuLyon.
Tras la muerte de la pequeña, la Fiscalía de Lyon comenzó una investigación para determinar las causas del fallecimiento. Según precisó el fiscal Nicolás Jacquet, los primeros elementos apoyaban la hipótesis de la "ingestión de un producto tóxico por parte del niño".
Sin embargo, días después Jacquet, a través de un comunicado, precisó que la muerte de la niña finalmente fue un asesinato.
Producto tóxico
A casi un mes de ocurrido los hechos, esta semana se conoció que las pericias tras la autopsia revelaron que el material utilizado para darle muerta a la menor fue soda cáustica, un producto altamente tóxico, según consignó Le Monde.
El mal uso de este producto puede provocar quemaduras severas en el tracto respiratorio y daños a pulmones como fallas respiratorias.
La mujer, en primer lugar aseguró que la niña se había ensuciado la cara con pintura y que ella intentó limpiarla con el producto por temor a ser reprendida.
Finalmente, en las audiencias, el fiscal señaló que en el interrogatorio policial, la empleada terminó confesando que "abrumada por el llanto de la niña" la roció y la hizo ingerir un producto tóxico.