AFP
El emperador Akihito de Japón deseó mucha felicidad a los japoneses este lunes durante la tradicional ceremonia de año nuevo, que podría ser la última, teniendo en cuenta el actual debate sobre la eventualidad de que abdique el trono.
"Al comienzo de este año deseo felicidad y tranquilidad a todos, en el mundo y en nuestro país", dijo el emperador Akihito desde un balcón del palacio protegido por un vidrio antibalas en compañía de miembros de su familia.
"¡Banzai! ("Diez mil años", que significa larga vida) respondieron las 58.600 personas presentes, muchas de las cuales agitaban banderas japonesas.
En agosto pasado, el emperador Akihito, 83 años, evocó su preocupación en cuanto a que la edad le impida cumplir con sus funciones.
"Afortunadamente, actualmente estoy bien de salud pero cuando me veo declinar progresivamente, me preocupo por la dificultad para cumplir mis funciones", había dicho en un inusual discurso televisado en agosto pasado.
No pronunció la palabra "abdicación" pero los japoneses leyeron sus intenciones entre líneas, desatando un debate nacional sobre su final de reinado.
En virtud de la ley por la que se rige la Casa Imperial, el emperador de Japón no está autorizado a abandonar el trono del crisantemo mientras viva.
Los textos prevén la posibilidad de eximirlo de sus tareas (firma numerosos documentos, acoge a embajadores y jefes de Estado, acude a ceremonias, realiza viajes en Japón y el extranjero) en caso de enfermedad o discapacidad mental, pero las condiciones de la regencia son muy restrictivas.
Para poder zanjar el tema, el primer ministro, el nacionalista Shinzo Abe, nombró una comisión de personalidades para reflexionar a una eventual abdicación que llevaría a una transmisión del título imperial al príncipe Naruhito.