Namibia ha tomado una medida extrema para hacer frente a la grave sequía que afecta al país: sacrificar 723 animales salvajes y distribuir su carne entre las comunidades que sufren inseguridad alimentaria.
Esta decisión, aprobada por el gobierno a través del Ministerio de Medio Ambiente, Silvicultura y Turismo, ha generado un intenso debate sobre la conservación y el manejo de la fauna, especialmente en un contexto global donde muchas especies enfrentan amenazas significativas.
El plan incluye el sacrificio de 83 elefantes, 300 cebras, 60 búfalos, 50 impalas, 100 ñus azules, 100 antílopes y 30 hipopótamos.
Se trata de animales que serán abatidos en parques nacionales y áreas comunales donde sus poblaciones se consideran sostenibles, según el gobierno namibio.
La carne obtenida será destinada a las comunidades más afectadas por la sequía, en un esfuerzo por aliviar la inseguridad alimentaria y el hambre, que afectan a casi la mitad de la población del país.
La sequía, la más severa en un siglo, ha llevado a Namibia a declarar el estado de emergencia en mayo pasado. Por si fuera poco, la escasez de lluvias provocó el marchitamiento de cultivos y ha dejado a millones de personas al borde del hambre.
Sin embargo, el plan de sacrificio ha suscitado críticas en la comunidad internacional, especialmente entre conservacionistas que advierten sobre los riesgos de esta práctica.
Plan de sacrificio en Namibia: para combatir hambre y sequía
Según lo detalla The National Geographic, aunque Namibia ha manejado con éxito algunas de sus poblaciones de fauna, la situación global de estas especies es preocupante.
Los elefantes africanos, por ejemplo, están catalogados como en peligro de extinción debido a la caza furtiva y la pérdida de hábitat en otras partes del continente.
Otro ejemplo son los hipopótamos, otra de las especies incluidas en el sacrificio, están clasificados como vulnerables a nivel mundial, enfrentando amenazas similares. A pesar de que las poblaciones en Namibia son estables, los expertos temen que la reducción de su número podría tener repercusiones negativas a largo plazo en la conservación de la especie.
Asimismo, la cebra de montaña, una subespecie que habita en el país, es considerada vulnerable debido a la fragmentación de su hábitat. Aunque el sacrificio no involucra específicamente a esta subespecie, los críticos señalan que la percepción global sobre la conservación de las cebras podría verse afectada.
El sacrificio de estos animales no solo busca proporcionar carne a las comunidades, sino también reducir la presión sobre los recursos naturales y minimizar los conflictos entre humanos y fauna, que suelen aumentar en tiempos de sequía.
Los elefantes, por ejemplo, pueden acercarse peligrosamente a las zonas habitadas en busca de agua y alimento, generando enfrentamientos con los pobladores.