AFP
Dos estudios de recién nacidos con Zika en Brasil publicados este miércoles por "The Lancet" aportan nuevas respuestas sobre las patologías que causa el virus y preconizan nuevos métodos de diagnóstico.
En el primero, el vínculo entre virus y malformaciones congénitas queda mejor establecido. Y el segundo advierte que medir la circunferencia del cráneo para detectar microcefalias puede ser insuficiente para diagnosticar los daños del virus.
La presencia del virus fue detectada en el tejido cerebral de un bebé de dos meses fallecido en Brasil con microcefalia, en el de dos recién nacidos luego fallecidos y en la placenta de dos fetos que generaron un aborto espontáneo.
Su anterior estudio en Atlanta (sureste de Estados Unidos) demuestra que la infección con virus del Zika en el primer trimestre de embarazo puede provocar daño a nivel de la placenta y del feto.
El Zika desató una ola de preocupación internacional al comprobarse su vinculación con casos de microcefalia, una malformación grave e irreversible en bebés nacidos de madres contagiadas con el mal.
El último brote de este virus, transmitido por el mosquito 'Aedes aegypti', apareció en América Latina en 2015 y se extendió rápidamente por la región.
El país más afectado es Brasil, con alrededor de 1,5 millones de infectados. Desde el inicio del brote, se reportaron 7.343 casos de microcefalia, de los cuales se confirmaron 1.271, entre ellos 57 mortales.
Según los autores, se desconoce de momento el mecanismo exacto por el cual virus del Zika causa malformaciones, pero es probable que el punto de ataque sea el sistema nervioso.
El segundo estudio publicado por 'The Lancet' preconiza que deben buscarse síntomas anormales a nivel del cerebro mediante ecografías y no la mera medición de la circunferencia de la cabeza a la hora de examinar a los recién nacidos.
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"Entre los embarazos afectados con virus de Zika, algunos fetos presentarán anomalías y microcefalia, mientras que otros —uno de cada cinco casos— tendrán anomalías con tamaños de cabeza normal", advierte el brasileño César Victora, de la Universidad Federal de Pelotas (sur).
Eso puede provocar que "recién nacidos infectados con el virus más tarde en el embarazo pueden pasar inadvertidos a causa del tamaño normal de su cabeza".
Además de la medición de la cabeza, Victora indicó a la AFP que "exámenes cerebrales con ultrasonidos mostrarán anomalías como calcificaciones típicas de la infección congénita con Zika". Por otras parte, agrega, "es necesario mejorar los métodos de detección de la infección con Zika en la sangre" a través de la serología.
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